Monday, April 11, 2011

Desarrollo y violencia

"Development practitioners face the futility of trying to solve a problem without knowing its cause and to build state capacity in societies that regularly dismember their governments"
North, Wallis, Webb y Weingast (2007)
Costa de Marfil ofrece una medida extremadamente interesante de nuestra ignorancia y de cómo las buenas intenciones no bastan (e incluso pueden ser tremendamente contraproducentes) cuando tratamos asuntos tan complejos como la democracia o el desarrollo económico.
Hace algunas semanas, Canal Solidari se hizo eco de una campaña en la que se pedía a las compañías chocolateras que no apoyasen al régimen de Gbagbo. La idea era forzar a Gbagbo a aceptar su derrota en las últimas elecciones. Costa de Marfil es uno de los principales exportadores del mundo de chocolate y a las multinacionales chocolateras se les presupone una importante capacidad para presionar al gobierno costamarfileño. El boicot económico como solución.
Hoy, al calor de los hechos que se están desarrollando en el país durante estos días, Canal Solidari publica otro artículo en el que Cáritas y Manos Unidas denuncian los efectos devastadores que el bloqueo económico de la Unión Europea sobre Costa de Marfil está teniendo sobre la población del país. El boicot económico como catástrofe.
Desconcertante contradicción para el cooperante que, aturdido, intenta encontrar guías para actuar.
La paradoja se aclara un poco si entendemos que los países no desarrollados suelen regirse por una lógica distinta a la de los países desarrollados. Por desgracia, a menudo la alternativa no es entre corrupción o democracia, sino entre corrupción o guerra civil. La falta de apertura política o económica puede ser un mal menor si se le compara con el contrafactual más probable en muchos de los casos: la explosión de violencia, la anarquía y la quiebra del orden y del estado. Los regímenes de muchos países en vías de desarrollo se basan en la explotación de unas rentas económicas que aseguran un cierto equilibrio entre las élites dirigentes. Romper este equilibrio genera una situación de inestabilidad en la que el resultado más lógico es, como digo, la lucha abierta por establecer un nuevo equilibrio entre las nuevas élites dominantes emergentes.
No pretendo ser derrotista o cínico. En nuestro mundo hay países (por desgracia una minoría) que han logrado una transición efectiva a lo que podemos llamar un orden de acceso abierto caracterizado por un sistema político democrático y unas instituciones económicas eficientes y abiertas. Es el llamado Primer Mundo. El estudio de sus casos debe de constituir uno de los pasos más importantes para extraer las lecciones pertinentes sobre las relaciones entre economía, política y desarrollo porque, como digo, hay esperanza y debemos gritarlo bien alto. Pero el grito no debe caer en la estridencia ni en la precipitación y deberíamos ser conscientes de que requiere una dosis importante de prudencia y de modestia en los pasos que damos. Esto será así mientras sigamos en un estado en el que nuestra ignorancia supera en mucho a nuestras certezas. Seguimos, pues.

Canción del día / Chanson du jour
More Action! Less Tears! by body_song

5 comments:

Julio said...

Gracias por compartir estos links, así podemos ver por donde te estás moviendo. John Joseph Wallis debe ser tu profesor en Maryland, no? En ese caso tendré que ojear esos libros para saber que está pasando últimamente por tu cabeza...

Por cierto, estoy leyendo "La haine democratique" de Rancière (supongo que intuyes la influencia). Algunas ideas se podrían aplicar para el caso que comentas: por ejemplo, el mito de una racionalidad universal, el mito de las panageas democrático-representativas. Ahora, no me preguntes que hacer entonces.

Por otro lado, y aprovechando la visita y el título. Estamos estudiando en un curso titulado "Os economistas na política no Brasil" el grupo de los "Desinvolvimentistas", encabezado por Celso Furtado. Solo para medir el peso internacional de estos individuos: te suenan de algo?

También hay un liberal llamado Roberto Campos (apodado, muy ingeniosamente, "Bobby Fields") que aparte de ser un neoliberal de manual, tiene una ironía bastante interesante. Mira que cita:

"Há três maneiras de o homem conhecer a ruína: a mais rápida é pelo jogo; a mais agradável é com as mulheres; a mais segura é seguindo os conselhos de um economista."

(Juas!)

Alvagó said...

Wallis ha sido una bendición tan fortuita como necesaria en esta aventura marylandesa. Poco a poco los distintos cabos de las cosas que hago por aquí van tomando una cierta coherencia y unidad y quizá a final del curso sea capaz de articular algo más o menos coherente... veremos.
De momento, la lectura que creo que mejor refleja los derroteros de la investigación de Wallis (y, de paso, los míos) es el libro Violence and social orders (hay traducción francesa, por cierto).
Mi conocimiento de los economistas del mundo no es demasiado indicativo porque últimamente me intereso más bien poco por todo aquello que haya existido más allá de 1940, pero te comento que Celso Furtado no me suena...
La ironía neoliberal está muy bien. Yo me divierto mucho con ellos mientras los estudio de cerca...

Hugs, monstruo.

PD: Estoy flipando con el enlace para Violence and Social orders que he puesto más arriba... acabo de descubrir que existe... el imparable avance de la cultura libre, I guess...

Mia Wallace said...

Cosas de la red.... ¿cómo te crees que me hice yo con el libro... ? He de reconocer que así la maleta no pesa... ;)

Ahora toca hacer tiempo para leérselo y ver lo que aprendemos.

PS: me gusta la foto de la cabecera.

Hank Quinlan said...

Una opción es ir, medir, y contar. O leer a Abhijit Banerjee (MIT) o a Abigail Barr (OU)

Alvagó said...

No conozco bien a Barr. El trabajo de Duflo y Banerjee -aunque me parece ejemplar para encontrar relaciones de causalidad y demostrar cómo se aplica la microeconometría- me convence bastante menos a la hora de entender el proceso de desarrollo económico. En todo caso no me atrevo a hablar demasiado hasta que no haya leído el último producto. La cosa promete.