Saturday, July 31, 2010

Gorz (II): sobre el envejecimiento

Tras el empacho de estímulo y esfuerzo intelectual que supusieron las comentarios a la entrada anterior (gracias de nuevo a todos), reinvento el exabrupto unamuniano proclamando un "¡que piensen ellos!". Así pues, esta vez me doy una tregua creativa y me limito a trascribir unos extractos de un texto de André Gorz titulado "Somos menos viejos que hace veinte años" (aparecido en la antología André Gorz. Escritos inéditos) en el que el genial pensador austriaco aborda el tema del envejecimiento. El artículo, a su vez, cita y retoma ideas de un escrito titulado "Le vieillisement" que fue publicado en los números 187 y 188 de Les Temps Modernes (diciembre de 1961 y enero de 1962):

"Empiezas a envejecer (...) cuando aceptas que tu vida se confunda con un recorrido socialmente predefinido y "transcurra fuera, en las cosas", sometida a los imperativos de la maquinaria social. Entonces, la vida "te hace más de lo que tú la haces". (...). Y lo que es peor: te interesa perseverar en la misma vía, porque si cambias, pierdes "el beneficio de lo adquirido". (...). En pocas palabras, envejecer es aceptar el mundo como es y renunciar a definirte por ti mismo.
(...)
El envejecimiento es un proceso total mediante el cual la sociedad se apodera de los individuos y los hace cada vez más impotentes para controlar sus condiciones de existencia. (...)
La revolución "que libera a los hombres de la alteridad y del sometimiento a los aparatos antisociales" será imposible mientras la sociedad esté estructurada por megaherramientas que exijan especializaciones, administraciones, formas de coordinación y de gestión engorrosas e incompatibles con la unificación de todos a través de una praxis autoorganizada. (...)
Conclusión insoslayable: la liberación pasa por un cambio radical de los medios de producción y de las técnicas. (...).
(...)
Sabemos que no tardará mucho en "consumirse el último quintal de combustible fósil"; que nuestra vida no es ni generalizable ni sostenible; y que habrá que inventar una civilización planetaria radicalmente nueva. Conscientemente o no, hemos roto con nuestro pasado. Somos menos viejos que hace cuarenta o veinte años, y mucho más jóvenes por nuestra convicción de que "otro mundo es posible"".



Canción del día/Chanson du jour:

Wednesday, July 28, 2010

El debate sobre las corridas de toros

A raíz de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, hemos asistido a multitud de reacciones en uno y otro bando. Me parece particularmente interesante abordar algunas de las razones esgrimidas en el bando que se ha mostrado a favor de las corridas de toros. Intentaré demostrar que el debate, lejos de estar relacionado con España u otros asuntos políticos con los que se ha intentado relacionar la cuestión al tratarse de una propuesta que se ha tratado en el Parlament de Catalunya, sólo puede ser articulado en términos morales. La mayoría de las razones que han sido evocadas me parecen poco consistentes y condenadas al fracaso. Con esta entrada espero contribuir modestamente a centrar la discusión en lo que yo creo que debe ser el quid de la cuestión. Empecemos por tanto por analizar las principales líneas de argumentación en favor de las corridas de toros para mostrar por qué, en mi opinión, no ofrecen una justificación sólida a la causa que pretenden defender:

* Las corridas de toros deben mantenerse porque forman parte de la tradición de España. Este argumento fue esgrimido por la presidenta del PP de Cataluña Alicia Sánchez Camacho para explicar el apoyo de su partido a la abolición de las corridas en Canarias. Sánchez Camacho declaró que la medida canaria era justificable porque "allí no había tradición". Evocar la tradición como justificación para las corridas es un argumento extremadamente débil y vulnerable. Tradicionalmente, la pena de muerte formó parte del código penal español. Dentro de esta insostenible práctica, el garrote vil se constituyó entre 1820 y 1978 como una de las más macabras e insultantes tradiciones españolas en el ajusticiamiento de presos. Ahorraré gastar tiempo y esfuerzo en explicar hasta qué punto está justificada la abolición de semejantes tradiciones. Si bien pueden existir elegantes argumentos intelectuales -con tintes algo hayekianos- para justificar ciertas tradiciones a través de una funcionalidad evolutiva (en otras palabras: la tradición puede reflejar instituciones que se han mostrado eficaces a lo largo del tiempo para hacer frente a determinados problemas), creo que es evidente que la tradición per se no inmuniza a ninguna práctica social. Las corridas de toros no pueden, pues, defenderse por el mero hecho de formar parte de la tradición española.

* Las personas en contra de las corridas sólo piensan en los animales y se olvidan de los derechos de las personas. En esta línea, Dolors Montserrat, portavoz del PP de Cataluña criticó a los animalistas porque "no piensan en el tema del aborto" y "sí en los animales". Este argumento tampoco resiste un análisis mínimamente serio. Estar en contra o a favor de las corridas no es incompatible con tener un papel activo en otros debates y campañas relacionadas con los derechos humanos, el aborto o la salvación de las ballenas. Mientras no se establezca una (a mí modo de ver imposible) relación entre el llamado movimiento animalista y el activismo en otras cuestiones sociales, este argumento carece de validez.

* La prohibición de las corridas es un ataque a la libertad. En este sentido, el llamado Manifiesto de la Mercé reza en su alegato en favor de las corridas que "cada vez que la libertad de alguien se ve negada o limitada la libertad de todos pierde peso". El president de la Generalitat José Montilla manifestó lo siguiente poco después de la votación que prohibió las corridas en Cataluña: "Creo en la libertad, por eso voté en contra de la prohibición". Empecemos por el argumento más grosero para intentar demostrar la poca consistencia de este argumento pretendidamente "libertario": los partidos políticos en España hacen un uso extensivo de la prohibición en asuntos como el consumo de drogas (al margen del alcohol y el tabaco), la posibilidad de pasear desnudos por la ciudad o la posibilidad de circular a más de 120 km/h en las autopistas. Sería interesante que Montilla se manifestase en contra de alguna de estas prohibiciones (especialmente en lo de las drogas desde mi punto de vista). Hilemos más fino aún: incluso las teorías filosóficas más preocupadas por la libertad reconocen la necesidad de establecer ciertos límites (o prohibiciones) en las relaciones sociales precisamente para proteger dicha libertad. Los libertarios -adalides por excelencia de la libertad negativa- defienden los derechos de propiedad con un vigor que casi podría calificarse de fervor religioso. Ello implica que en un orden libertario ideal, debe existir la prohibición de atentar contra lo que alguien ha adquirido en una transacción voluntaria. El liberalismo igualitario de Rawls, por su parte, establece en su primer principio de la justicia que "Cada persona debe tener un derecho igual al esquema más extenso de libertades básicas que sea compatible con un esquema semejante de libertades para los demás" (las cursivas son mías). Dicho de otro modo, tanto libertarios como liberales igualitarios rawlsianos aceptan la necesidad de restringir la cantidad de comportamientos aceptables en una sociedad libre (ya sea para respetar los derechos de propiedad o para garantizar libertades que sean extensibles a todo el mundo). La prohibición, al margen de ser un instrumentos ampliamente aceptado en nuestros estados contemporáneos, no está necesariamente reñida con la libertad. Las afirmaciones de Montilla y del Manifiesto de la Mercé quedan reducidos a poco menos que demagogia.

* La prohibición de las corridas es pura demagogia porque no se aborda la prohibición de otras fiestas igualmente crueles con los toros como, por ejemplo, els correbous. Aunque comparto la lógica de este argumento, no creo que este razonamiento sea suficiente para desvirtuar la prohibición de las corridas de toros. Si aceptamos que tanto las corridas como los correbous son actos que deben desaparecer, empezar por las corridas es un paso en la buena dirección. Quizá incluso puede argumentarse que un proceso gradual que acabe primero con las corridas y luego, en el medio/largo plazo, con los correbous puede ser más factible y efectivo.

Por lo tanto ni la tradición, ni la pretendida despreocupación de los animalistas por otros asuntos sociales, ni la preocupación por la libertad frente a la "prohibición", ni un supuesto carácter parcial de la propuesta ofrecen vías prometedoras para combatir la ILP que ha acabado en la prohibición de las corridas en Cataluña. ¿Cuál debe, pues, ser el centro del debate? En mi opinión, la objeción o el tema más interesante en este asunto es el siguiente:

* Los toros, en tanto en cuanto no son seres humanos, no pueden ser titulares de derechos y, más generalmente, no deben entrar en nuestras consideraciones morales. He aquí la pregunta fundamental para la que no tengo una respuesta definitiva ni pretendidamente demoledora. La llamada postura "pro-taurina" en este punto se deja entrever cuando, por ejemplo, David Pérez, portavoz del PSC, declara que "Esta [la corrida de toros] es una tradición respetable y que no hace daño a nadie" (el subrayado es mío). Los toros son equiparados a "nadie". Son "algo" cuyo sufrimiento no debe ser tenido en cuenta. En cierto modo, los argumentos analizados anteriormente también asumen implícitamente este razonamiento: se defiende la libertad frente a la prohibición porque no hay nada de malo en atentar contra los toros, se esgrime la tradición porque no se considera que se esté realizando un acto moralmente objetable como la pena de muerte... el problema es que, como hemos visto, se desplaza el centro de atención hacia cuestiones secundarias y no se aborda directamente el único punto que, a mi modo de ver, se discute con esta propuesta: ¿hay algo intrínsecamente injusto o malo en las corridas?
Personalmente, me inclino por la postura en favor de los derechos de los animales. Creo que no es justo infligir un daño injustificado a los animales y que provocarles la muerte por deleite personal o gastronómico no está justificado. Por desgracia, la cuestión no es tan sencilla y soy consciente de que los argumentos contrarios son poderosos y merecen una atención mucho más detallada de la que puedo ofrecer aquí. Como dije al principio, mi único objetivo con esta entrada era centrar el debate sobre las corridas en el único punto al que le encuentro consistencia e interés: la justicia de las corridas a partir del debate en torno a los derechos de los animales (en este caso los toros) y la pertinencia de incluirlos en las consideraciones morales por las que se rigen nuestras sociedades.
Aunque Peter Singer y su Liberación Animal sería una de las opciones más lógicas para concluir, he escogido una cita de Robert Nozick (persona poco sospechosa de descuidar la importancia de la libertad, por cierto) para acabar. El texto está extraído de Anarchy, State and Utopia (extracto disponible en francés aquí):
"Los animales importan. Ciertos animales superiores [sic.] al menos deberían recibir alguna consideración en las deliberaciones humanas sobre lo que conviene hacer. Esto es difícil de probar. También es difícil probar que las personas importan. (...). Si, quizá para seguir el ritmo de cierta canción, tuviera ganas de chascar los dedos y supiera que, por alguna extraña razón de causa-efecto, el hecho de chascar sus dedos provocaría una muerte dolorosa, o incluso sin sufrimiento, a 10 000 vacas felices que no le pertenecen, ¿sería esto un problema? ¿Habría alguna razón por la que sería moralmente condenable actuar de tal modo?"

Sunday, July 25, 2010

Soy español, ¿a qué quieres que te gane?

"[El espectáculo deportivo televisado] ha de atender las exigencias de los espectadores y amoldarse a las preferencias de los diferentes públicos nacionales por este o aquel deporte e incluso a las expectativas nacionales o nacionalistas, mediante una selección sagaz de los deportes y las pruebas susceptibles de aportar éxitos a sus ciudadanos y satisfacciones a su nacionalismo"

P. Bourdieu, "Los Juegos Olímpicos: programa para un análisis" en Sobre la televisión.

En los últimos días, España está invadida por una cierta euforia y sentimiento de omnipotencia gracias a los éxitos deportivos. Se acumulan las noticias sobre competiciones ganadas, se enumeran los deportes en los que los españoles sobresalen y Facebook -ese histriónico termómetro social- ya ha creado una página llamada "Soy español, ¿a qué quieres que te gane?" que cuenta con 607 adeptos.
Es innegable que España ha experimentado una mejora en su nivel de competitividad en ciertos deportes y también creo que, en muchos casos, los deportes en los que más se ha mejorado son aquellos en los que España tiene más tradición o afición histórica. El fútbol, el baloncesto o el ciclismo son los ejemplos más evidentes de ello. Admitiendo esta causalidad que va de la afición a los éxitos, no creo que haga falta demasiado gusto por la provocación o desempolvar frases de viejas lecturas de Bourdieu para darse cuenta de que en muchas ocasiones la causalidad es exactamente la contraria: los éxitos crean afición. Dando otra vuelta de tuerca a la causalidad inversa podría decirse que los éxitos se utilizan como un pretexto para crear afición y ofrecer una visión (interesadamente) sesgada que realce el orgullo patrio. Haciendo gala de cierta malicia, creo que la pregunta de la página de Facebook ("soy español, ¿a qué quieres que te gane?") podría contestarse con algo así: querría que me ganases a rugby, baseball, ping-pong o críquet. Se podrá argumentar que estos son deportes que tradicionalmente no se han practicado en España. Esto podría explicar la falta de afición y, por tanto, la falta de competitividad de los españoles en estos deportes. Clásica causalidad de la afición al éxito, al fin y al cabo. Simplemente realizaré dos apuntes al respecto. En primer lugar, la falta de afición histórica sobre la Fórmula 1 en España no ha impedido que, cuando Fernando Alonso ha empezado a ganar títulos, las noticias sobre Fórmula 1 hayan ganado un puesto de privilegio en las secciones de deporte de todos los medios de comunicación. En segundo lugar, aún olvidando el primer comentario, creo que la idea principal que tenía en mente al escribir la entrada es inmune al argumento "de la afición al éxito": la omnipotencia deportiva de los países es una realidad tremendamente relativa (por no decir falsa) y sujeta a un más que discutible afán por promover el orgullo patrio frente a los rivales extranjeros. Quizá lo que pasa es que soy un mal patriota. Qué le vamos a hacer.

* Actualización (6 de noviembre de 2010): La farsa y el patriotismo de hojalata más al descubierto que nunca.
* Acutalización (II): Leído hoy (16 de noviembre de 2010) en la entrevista digital a José Sámano en El País:

PREGUNTA DEL LECTOR: Yo quisiera saber porque con la formula 1 hay tanta imparcialidad y si gana cualquiera que no sea alonso es por trampas o errores de los demas, no lo entiendo y no creo que se solo se le apoye por ser español, si por ejemplo en motos gana Valentino Rossi u otro no dicen que se lo merecia mas lorenzo o pedrosa porque hiubo trampas o fallos o lo que sea digo yo, no se dan cuenta de que hay mucha gente que le tiene mania a alonso por cosas como esta un saludo

JOSÉ SÁMANO: Estoy muy de acuerdo con usted. Con Alonso hay un miramiento patriótico que en muchas ocasiones me parece excesivo. Alonso es un excelente piloto, pero con tachas, con comportamientos (como en McLaren con el asunto del espionaje) de dudosa fidelidad a quien le paga (...).

Thursday, July 22, 2010

Je (m') accuse

Mientras pesaba las manzanas en Mercadona, una dependienta observaba mi proceder. Cuando se dio cuenta de que no usaba bolsas de plástico (pego la etiqueta con el precio en una de las piezas de fruta y luego las agrupo todas en caja) se apresuró a darme una bolsa. Le expliqué mi procedimiento. "Me parece un desperdicio innecesario usar las bolsas" argumenté. No debí resultar muy convincente. Mientras metía las manzanas en una bolsa me intentó tranquilizar con un "No te preocupes. Puedes dar la bolsa de plástico en la caja. Aquí reciclamos todo. Las bolsas van al contenedor del plástico". Quise replicar que el mejor reciclaje pasa por no utilizar más materiales de los que son necesarios, que el propio proceso de reciclaje implica un gasto energético, que una parte de la materia se pierde en el propio proceso de reciclaje... creo que en mi delirio de microsegundos incluso pensé en hablarle de Georgescu-Roegen. Pero me callé. Me volví a casa con una bolsa de más mientras los bricks de leche exhortan a ser guardianes de la tierra y a consumir de manera responsable porque el planeta nos lo agradecerá.

Tant que je pesais les pommes au Mercadona, une travailleuse m'observait. Quand elle s'est rendu compte que je n'utilise pas des sacs en plastique pour les fruits (je colle le prix à l'un des pièces et après je les mets toutes ensemble quand il faut payer) elle m'a donné un sac tout de suite. Je lui ai expliqué ma logique. "Utiliser des sacs pour les fruits est un gâchis absurde". À ce qu'il parait, je n'ai pas été très convaincant. Tant qu'elle mettait les pommes dans un sac en plastique, elle a essayé de me rassurer. "Ne t'inquiètes pas. Tu peux donner le sac à la caissière. Ici on recycle tout. Les sacs vont à la poubelle des plastiques". Je voulais répondre que le meilleur recyclage est celui qui n'existe pas parce que l'on n'utilise des matériaux à la con, que le processus de recyclage lui-même comporte une dépense énergétique, qu'une partie de la matière se perd lors du processus de recyclage... je crois que dans mon délire de microseconds j'ai pensé voire à lui parler de Georgescu-Roegen. Mais je me suis tu. Je suis rentré chez-moi avec un sac de plus tant que les bricks de lait m'encouragent à devenir un gardien de la terre et à consommer de manière responsable car la planète me remerciera.

Canción del día / Chanson du jour

Monday, July 19, 2010

Un terreter quelconque en San Fermín

Gracias a las encantadoras anfitrionas del número 40 de la calle Ripas por todo: acogida, trato, comida, música, paseos, paciencia con las excentricidades de los diabéticos vegetarianos, etc. Vuelvo a la base terretera con el convencimiento de que no serán, ni mucho menos, mis últimos Sanfermines.

En la fiesta

* Peio es un hombre de barba poderosa, pelo largo y calva incipiente. Embutido en su impecable traje blanco y su pañuelo rojo al cuello, me cuenta entre chascarrillo y chascarrillo cómo, a pesar de su nacionalismo y sus reticencias a símbolos como la bandera española, está orgulloso de haber criado una hija más moderada que él en todos esos temas. Por esto y otras muchas cosas, me gustaría presentar a Peio a los cavernícolas de Intereconomía y demás medios ciegos de odio e intransigencia. Por desgracia, sería como dar margaritas a los cerdos.

* Un violoncello y un violín congelan el tiempo durante casi una hora.

En la corrida
* Pamplona es a los toros lo que Gandia a la Semana Santa. El acto pierde la liturgia y la solemnidad que tiene en otros lugares como Sevilla. Así, en sol la gente canta, libra batallas con vino tinto volando de un lado a otro y salta sin parar. Muchos pasan la mayor parte de la corrida literalmente de espaldas a la arena. La fiesta está en otra parte.

*El caballo del picador va ciego para que no se asuste al ver a la mole de más de 500 kg. que se dispone a embestirlo de un momento a otro. En el tercio de varas, el toro no quiere luchar. Sólo aspira a huir cegado por la luz de ese recinto en el que de repente lo han soltado. Curiosa "lucha" en la que sólo un participante -el torero- busca gresca.

* "Con dinero y sin dinero hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley" canta el público. Quizá precisamente ése sea el principal drama del toro.

* El espectáculo bochornoso al que acabo de asistir durante más de dos horas me deja una conclusión clara y sin matices: las corridas de toros deben prohibirse.


En la trastienda / La resaca
* Cuando se le pregunta a Josune por la cocina y la logística de los sanfermines, nos explica que las mujeres trabajan a tiempo completo al frente de cocinas y lavadoras para que todo esté listo a su debido momento. La fiesta también tiene su lado menos visible y desagradecido con tintes de injusticia social.

* Josune también nos explica que el 15 de julio Pamplona es una ciudad vacía y triste. Sólo quedan calles repletas de desechos y la nostalgia de la fanfarria y el jolgorio de la noche anterior flotando en el silencio que ahora reina. Pamplona no es nada. Poco importa. Durante ocho días Pamplona lo fue todo.

Canción del día/Chanson du jour

Tuesday, July 6, 2010

Historias dulces (II): enfermedades crónicas y sistemas de salud

Imaginen por momento a un estudiante español con una enfermedad crónica. Pongamos que se trata de una diabetes mellitus tipo 1. Supongamos además que este estudiante realiza sus estudios en los Estados Unidos. Siguiendo con el ejemplo -que me resulta sorprendentemente fácil de visualizar- este estudiante tiene una cobertura con Muface en España (sus padres son funcionarios) y un seguro médico de estudiante en los Estados Unidos. La cobertura sanitaria española de la que se beneficia este chico es bastante similar a la de todos los españoles (para el caso que nos ocupa no hay diferencia entre la Seguridad Social y Muface porque se trata de una enfermedad crónica). No puede decirse lo mismo del seguro del que goza en los Estados Unidos: a la espera de que la reforma sanitaria norteamericana sea una realidad, más de 45 millones de estadounidenses no tienen ningún tipo de seguro médico. Comparemos los costes que la diabetes suponen para este estudiante a uno y otro lado del océano. Los precios reflejan el pago tras tener en cuenta las respectivas coberturas del seguro en cada país:

- Medidor de glucosa en sangre:
*Precio en Estados Unidos: Regalado en el hospital (no sé hasta qué punto esta práctica está generalizada)
*Precio en España: Regalado por el seguro (todos los diabéticos se benefician de esta medida).

- Tiras reactivas para medir la glucosa en sangre (uso de 2-3 al día):
* Precio en Estados Unidos (100 tiras): 15$.
* Precio en España (100 tiras): 0€. Cubierto por el seguro.

- Lancetas (pequeñas agujas para realizar el análisis de glucosa en sangre: uso de 2-3 al día):
* Precio en Estados Unidos (100 lancetas): 13.99$
* Precio en España: 0€. Cubierto por el seguro.

- Agujas para la inyección de insulina (uso de 4 al día):
* Precio en Estados Unidos (100 agujas): 35.99$
* Precio en España (100 agujas): 0€. Cubierto por el seguro.

- Insulina lantus (un estuche de 5 bolígrafos dura unos dos meses y medio):
* Precio del estuche en los Estados Unidos: 40$.
* Precio en España: 2,64€ al ser un medicamento de aportación reducida.

- Insulina lispro (un estuche de 5 bolígrafos dura unos dos meses y medio):
* Precio del estuche en los Estados Unidos: Sin datos para los Estados Unidos aunque seguramente será algo similar a la insulina lantus.
* Precio en España: 2,64€ al ser un medicamento de aportación reducida.

Asumiendo el mismo precio para los dos tipos de insulina en los EEUU, estos datos indican que un estudiante estadounidense diabético de tipo 1 gasta unos 96.5$ en medicamentos al mes. El estudiante (y el ciudadano) español gasta 2.1€.

El estudiante que tenía en mente en mi ejemplo tiene el inmenso privilegio de poder permitirse un gasto cercano a los 100$ al mes en medicamentos sin demasiados sacrificios. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de que por desgracia otros estudiantes y ciudadanos en Estados Unidos no pueden permitirse ese pago con la misma comodidad. Cuestión de opciones y sensibilidades a la hora de diseñar los sistemas de protección social en general y la cobertura de enfermedades crónicas en particular. Sólo espero que el lumbrera que guardaba tantas cosas para él y dejaba el cambio a Obama no tenga la desgracia de contraer una enfermedad crónica en su país de la libertad.

Canción del día/Chanson du jour:

Sunday, July 4, 2010

L'homme pressé

Mientras viajaba en tren de Valencia a Gandia comentaba por teléfono a mi madre otro de mis "fantásticos" puzzles horarios para el día y el fin de semana: llegada a Gandia a las 11:40, renovación del pasaporte entre 12:15 y 1, siesta del borrego hasta las 2 para recuperarme de una noche demasiado larga (o demasiado corta, según se mire), comida entre las 2 y las 3, viaje a Valencia en el tren de las 3:25, quedadas múltiples y extendiéndose a lo largo de varios días en distintos centros y pueblos terreters... Al acabar, la pasajera de enfrente me espetó un sonriente e irónico "¿Y tienes tiempo para respirar?".
Aunque mi agenda estuviese repleta de ocio y reencuentros con viejos amigos (punto muy importante, por otra parte), no pude evitar pensar que la estancia en Maryland deja huellas muy, muy profundas.



Canción del día/Chanson du jour (dediée à Denis, en attendant):