Friday, August 10, 2012

Italia 2, España 0 (la revancha gastronómica)

"Es cierto que [en España] todavía hay elementos que mejorar como el marketing de los productos de consumo. En esto deberíamos aprender de Italia, donde, por ejemplo, la marca Italia en alimentación (¡incluido el aceite!) arrasa".
Con estas palabras de Xavier Vivas aún frescas en la cabeza, fui al supermercado a hacer la compra para los invitados de la noche. Como no me gusta que mis convicciones se conviertan en imposiciones, pregunté por el jamón serrano a una dependienta. Me comentó que sólo tenía prosciutto y añadió: "Anyway, serrano is Spanish prosciutto". La ventaja italiana llega a otros terrenos sagrados más allá del aceite.
No compré prosciutto, por cierto.

Friday, August 3, 2012

El cliómetra en la cruz

En 1974 Robert Fogel y Stanley Engerman publicaron Time on the Cross: The Economics of American Negro Slavery. El libro levantó un aluvión de críticas y debates sin precedentes en la relativamente tranquila y oscura literatura cliométrica. Consu empeño de cuantificar las preguntas y debates que tradicionalmente se habían dejado a la pluma de los historiadores o a la evidencia de testimonios dispersos, Fogel y Engerman llegaban a conclusiones sorprendentes que ponían en jaque a la sabiduría convencional. Los autores sostenían

que la ruptura de familias de esclavos por la venta de sus miembros no era un hecho tan frecuente o común como se pensaba,

que la evidencia disponible no permite afirmar que el castigo físico a los esclavos no se ejerciese de manera frecuente y que existían recompensas económicas que premiaban el esfuerzo o rendimiento del esclavo,

que la agricultura esclavista del sur alcanzó cotas de eficiencia netamente superiores a la de las explotaciones no esclavistas del norte,

que la dieta de los esclavos era variada y equilibrada,

que el crecimiento económico del sur antes de la Guerra Civil no se vio obstaculizado por la esclavitud.

Time on the Cross propició miles de estudios para corroborar o refutar las tesis que defendía. Algunas de  las conclusiones inciales fueron matizadas o refutadas pero las ideas centrales del libro resistieron admirablemente bien el paso del tiempo. Fogel y Engerman tuvieron que enfrentarse a multitud de acusaciones, entre ellas las de racismo y supuesta caracterización de la esclavitud como un sistema "progresista" y hasta con cierto carácter benigno. Nada más lejos de la realidad. Tal vez los críticos no leyeron atentamente las partes del libro en las que se demuestra

que los argumentos abolicionistas decimonónicos sistemáticamente reposaban en la idea de que el trabajador negro era inferior al blanco e incapaz de alcanzar los mismos niveles de diligencia y eficiencia en el trabajo,

que la exageración de la situación de los esclavos antes de la Guerra Civil fue la coartada perfecta para enmascarar las inadmisibles vejaciones y discriminaciones de las que fueron objeto los esclavos tras su "liberación" en 1863,

que la eficiencia económica del sur no supone, ni mucho menos, una justificación moral de la esclavitud y sí un reconocimiento de lo que los esclavos lograron en situaciones de gran adversidad.

A pesar de todo estos dos investigadores tuvieron y tienen que luchar contra las sospechas de racismo que pesan sobre ellos.

En su último libro, Robert Fogel dedica la obra a su mujer, fallecida recientemente. "To the memory of Enid Cassandra Morgan Fogel, who dedicated her life to helping others". Enid era negra.