Sunday, October 23, 2011

Experimentos en filosofía política

"La línea de separación entre los campesinos revolucionarios
y los conservadores no hay que buscarla en el nivel de vida
de unos y otros, sino en la ilusión de independencia que
proporciona la propiedad de la tierra"
A. Malefakis, Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX

"El que no quiera trabajar, que se quede sin comer"
Carta de San Pablo a los Tesalonicenses
Ya tuvimos oportunidad de comprobar en alguna otra ocasión que los inicios de los colonos americanos no fueron fáciles.
A la hora de enfrentarse al nuevo medio salvaje e inhóspito que les acogió en Virginia primero y Nueva Inglaterra después, los colonos tuvieron que sentar las bases del sistema político y económico por el que se regirían. Un desafío apasionante y una historia de desarrollo en toda regla sin lugar a dudas.
Los colonos de Nueva Inglaterra, imbuidos de un espíritu igualitario cuyos orígenes se remonta a la Grecia clásica instauraron inicialmente un sistema plenamente igualitario y comunitario: tanto la tierra como lo obtenido de ella eran repartidos de manera igualitaria entre los colonos. Todo el mundo tenía derecho a la misma porción de tierra y todo el mundo tenía derecho a la misma fracción del total producido por la comunidad. En 1623 el gobernador Bradford estaba desbordado por las quejas: la producción era baja y la gente tenía demasiadas dificultades para obtener el mínimo de subsistencia. Dado que estos hechos ocurrieron hace cuatro siglos, los hechos que relatamos están rodeados de una cierta oscuridad y falta de precisión en sus detalles, pero el economista rápidamente encuentra una explicación plausible a los problemas de los colonos de Nueva Inglaterra: ¿por qué -se preguntaría algún colono- debo trabajar duro si al final voy a tener derecho a la misma cantidad de producto que mis compañeros? Si esto solo pasa por la cabeza de un colono, las consecuencias del bajo esfuerzo no son graves. Si, como es probable que ocurra, todo el mundo acaba llegando a la misma conclusión, el resultado es un bajo esfuerzo generalizado y la catastrófica producción que Bradford se encontró en 1623.
El gobernador decidió reformar el sistema de trabajo de la tierra: los colonos seguían teniendo derecho a una parcela igual de la tierra, pero el producto que obtenían -menos los impuestos que debían ser pagados a la colonia- pertenecía a la familia que trabajaba la tierra. El aumento de la producción agrícola parece que fue sustancial y aplacó las quejas.
Una de las lecciones más importantes de este episodio no es en absoluto sorprendente para el economista: la gente responde a los incentivos. Lejos de ser una perogrullada, esta constatación ilustrada por el ejemplo americano sirve para demostrar cómo las teorías de la justicia deben de tener en cuenta los incentivos de las instituciones que consideran justas. Apelar a la conversión de las almas o confiar en una regeneración que elimine el egoísmo o el comportamiento interesado en nuestro mundo no es suficiente.
Lo que me parece bastante más desafortunada es la glosa que Hughes y Cain hacen a este episodio en su manual de historia económica americana. En una nota al pie de página se nos dice:
"Rawls would disapprove of the Pilgrim's solution; Nozick would approve of it".
El fracaso de los peregrinos al establecer un igualitarismo naif en la propiedad de la tierra y la distribución de su producto no supone en absoluto un revés para el liberalismo igualitario de Rawls porque el filósofo inglés era perfectamente consciente de la importancia de los incentivos. Rawls considera que una institución es justa cuando asegura un mismo nivel de libertades y de protección de derechos para todos y, al mismo tiempo, promueve la igualdad de oportunidades y la maximización del bienestar de los más desfavorecidos en la sociedad. El reparto igualitario inicialmente fijado por los peregrinos resultó en un bajo producto que seguramente daba menos a los peor situados en la sociedad que el reparto igualitario de la tierra con apropiación privada del producto. Rawls aprobaría gustosamente la reforma de Bradford. Además, si nos abstraemos de posibles diferencias en la habilidad y condición física de los peregrinos, el reparto igualitario de la tierra ya tiene un potente componente igualitario en asegurar una igualdad de oportunidades a los primeros integrantes de las colonias norteamericanas. En este sentido, no puedo resistirme a transcribir las palabras de Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos y presidente entre 1800 y 1808, en una carta dirigida a James Madison:
"Whenever there are in any country uncultivated lands and unemployed poor, it is clear that the laws of property have been so far extended as to violate natural right. The earth is given as a common stock for man to labor and live on. If for the encouragement of industry we allow it to be appropriated, we must take care that other employment be provided to those excluded from the appropriation. If we do not, the fundamental right to labor the earth returns to the unemployed. It is too soon yet in our country to say that every man who cannot find employment, but who can find uncultivated land, shall be at liberty to cultivate it, paying a moderate rent. But it is not too soon to provide by every possible means that as few as possible shall be without a little portion of land. The small landholders are the most precious part of a state".
Para aquellos que quieren ver en la historia de los Estados Unidos y de sus protagonistas un imperio y desarrollo constantes de las ideas libertarias à la Nozick (o à la Rothbard), este pasaje demuestra que Jefferson -enemigo número 1 de un gobierno central demasiado fuerte, hay que decirlo- defendía unos postulados muy similares a los de Thomas Paine y a los left-libertarians de Hillel Steiner hoy en día.

El ejemplo de Rawls, por otra parte, nos brinda una lección final: ser consciente de la importancia de los incentivos y de los comportamientos potencialmente egoístas o interesados no es un obstáculo para desarrollar una teoría de la justicia igualitaria y progresista. Es la condición necesaria para aumentar su coherencia y hacerla más robusta.

Tuesday, October 18, 2011

Skyline: Tiersen no sirve para cocinar

Amélie. Ya está. Juro que es la primera y última vez que la palabra aparecerá en el comentario sobre Skyline, el último disco de Yann Tiersen. Y no sólo porque el artista ya esté hasta las narices de la comparación y ya no sepa cómo decirlo, sino también porque estamos hablando del séptimo disco de estudio de Tiersen y sería ridículo centrarnos en un recopilatorio de hace diez años (me acabo de asustar al darme cuenta del tiempo que ha pasado desde el estreno de la película) en lugar de disfrutar de lo que se nos ofrece. Porque Skyline supone la confirmación de una evolución en la música de Tiersen que ya podía apreciarse en su disco anterior y en los directos que ha ofrecido en los últimos años.
"No es un libro para leer en el metro". Ese fue el comentario de un buen amigo del Colegio Mayor donde viví hace algunos años para definirme definir un libro. Con Skyline pasa lo mismo: no es música para oír a la ligera. No la pongan mientras cocinan o cuando reciban invitados en casa. Ni apetece ni está hecha para eso: uno tiene la impresión de que es música que nos exige un mínimo de atención, que invita a la mirada circunspecta y que exhorta a hacer algo (que aún no sé si se trata simplemente de dar saltos o de iniciar una revolución cuyo alcance y objetivo aún debe precisarse y consensuarse).
Skyline supone, como decía al principio, la continuación del camino marcado por Dust Lane. Sigue y se intensifica el guitarrero, los arreglos electrónicos que lo envuelven todo y los coros y saturaciones varias. El resultado es algo contundente en canciones como Another shore y en otras con aire de western apocalíptico como Forgive me.
Los temas más vocales muestran la versatilidad de Tiersen: se nos brinda desde la progresión tranquila y misteriosa de Monuments ("all monuments of men, they're sinking in vain": no lo pillo del todo pero suena grave) hasta la oscuridad de Hesitation Wound (en mi opinión la canción más fallida) pasando por el viaje psicotrópico y altamente desconcertante de I'm gonna live anyhow. Tiersen no pierde la oportunidad de invitarnos de nuevo a "descendre dans la ville, marchant" con el sugerente The Gutter. Sin apenas poder recuperarnos de las ganas de ocupar algún edificio significativo, el disco alcanza uno de sus mejores momentos al arrojarnos al delicioso caos de Exit 25 Block 20.
Ya en la recta final, The trial aparece como una canción interesante. Los seguidores de Tiersen pudieron tener un contacto inicial con la base instrumental de la canción en The Best of Times, de Sage Francis, donde el hip-hopero (?) recita sobre la base instrumental que Tiersen le mandó hace más de un año. La diferencia entre la canción de Francis y el resultado final de Tiersen es un buen ejemplo del método de trabajo del bretón: a la claridad y transparencia de los xilófonos y carillones iniciales, pronto se le suma progresivamente (o quizá no tanto) un coro y un denso tejido electrónico que no abandonan la canción hasta el final. Vanishing Point pone un digno -aunque abrupto- punto y final al disco.
Podría decirse que, al margen de las referencias al camino marcado por Dust Lane, en Skyline Tiersen se ha acercado un poco más al estilo que muestra en sus directos. Los arreglos de cuerdas han perdido protagonismo en favor de los sintetizadores, los coros y las guitarras. Se pierde con ello una de las principales gracias de sus directos: encontrar reconstrucciones imposibles de sus canciones. Por otra parte, me parece que las piezas más netamente vocales de Skyline son mucho más irregulares que las instrumentales.
Puede que, resumiendo, Skyline sea mucho más desigual (y tal vez menos fresco y sorprendente) que Dust Lane. El resultado, sin embargo, sigue siendo altamente recomendable y confirma que nuestro pequeño bretón aún tiene mucho que decir en su constante evolución y reinvención de sí mismo. La duda, claro está, es saber si podrá convencer del interés de esto al ejército de nostálgicos de Amé... oh... vaya...

Actualización (25-10-2011): Un artículo de Dots & Dashes nos confirma que el propio Tiersen está de acuerdo con la conclusión que se sugiere en la entrada y que Pau Dziga y un lector anónimo afirman bastante más explícitamente en los comentarios de abajo: "Yet despite its miscellaneous moments of beauty, Tiersen confesses to currently favouring his last LP, Dust Lane".

Wednesday, October 12, 2011

Destilación

El proceso empieza con un vendaval de redacción febril y compulsivo que arroja lo que parece ser una primera versión.
Pura ilusión e ingenuidad terminológica: el escritor febril apenas necesita una lectura superficial (quizá al cabo de un día, dos o una semana) para enfrentarse a las abundantes inconsistencias y lagunas que forzosamente se derivan de todo proceso de redacción febril. Se hace necesario, pues, dotar de mayor coherencia y conexión a la criatura.
El resultado tras las mejoras en la estructura y consistencia interna aún dista de ser satisfactorio. En estos momentos el proceso ya ocupa casi toda la capacidad mental de nuestro protagonista. En cualquier momento del día puede producirse esa conexión mental que aporta la clave, la frase o el argumento necesario para reforzar, reformular o corregir tal o cual párrafo o idea. Estos momentos de lucidez afectan a partes dispersas del texto. Ahora este punto de la sección 2. Ahora aquel que no estaba suficientemente claro en la sección 5... La cabeza gira una y otra vez buscando luz.
Todo empieza a ser pesado: cada relectura (y hay muchas) destapa frases y redacciones intolerables: palabras repetidas, frases largas o incompresibles, omisiones intolerables, traducciones imposibles. El autor se siente impotente cuando las palabras en inglés traicionan a su (muy español) pensamiento.
En este punto todo se sucede ya en un torbellino caótico. Los hechos ya no resisten el más mínimo intento de sistematización o racionalización de su orden: luz para modificar aquel punto, corrección (y sombra) de la redacción en este otro, luz para las ideas allá, corrección de esta aberración gramatical aquí, reorganización de esta sección, comentario muy pertinente en aquella, corta esto, reescribe aquello...
La batalla se extiende sin pausa durante días, semanas... (¿meses y años? glups...). Un día, un día cualquiera para conceder al agobiado lector ese mínimo desahogo de poder elegir el plazo que más les guste, descubrimos que la pantalla nos devuelve un texto aún fiel a la idea nacida de una redacción febril y primigenia. Pero ese mismo texto también es algo totalmente nuevo. Todas y cada una de las partes -me atrevería a decir que todas y cada una de las frases- han sido tocadas por un momento u otro del vendaval destructor creativo (y Schumpeter retorciéndose en alguna parte...).
Solo entonces es posible. Solo tras una batalla contra los límites de uno mismo, tras una lucha constante contra la revisión sin fin, tras una reformulación cansina y necesaria de todo, tras largas discusiones con los amigos y familiares que se prestan a aguantar los intentos de verbalización del caos. Solo en ese momento -decía- podemos destilar la primera gota de algo ligeramente original, moderadamente satisfactorio. Nuestra primera gota de conocimiento.
Hay poco tiempo para paladear el resultado porque recordamos que hay todo un tanque que llenar.
Todo debe empezar de nuevo.
Sentimos que la fiebre vuelve.

Canción del día/Chanson du jour:
Yann Tiersen - Amy (live in New York with orchestra) by All Tomorrows Parties

Saturday, October 8, 2011

Thursday, October 6, 2011

Q

Q estudia un doctorado en los Estados Unidos. Mente ágil, inteligencia diabólica, carácter inquieto, habitualmente jovial...
Este verano viajó a su pueblecito en la Asia profunda con motivo del fallecimiento de su abuela. Los habitantes del pueblo y su familia le recriminaron con cierta dureza que a su edad -¡veintitantos!- no tuviera pareja y no hubiera contraído matrimonio.
Q no puede esconder su preocupación. Lo comenta abiertamente y se fija un objetivo que en ocasiones parece estar repitiéndose de manera casi obsesiva: debe encontrar pareja.
Su inteligencia es la misma. Su mente no ha perdido agilidad y sigue sorprendiendo de vez en cuando con preguntas y reflexiones extremadamente sugerentes y profundas. Pero en las últimas reuniones Q muestra signos de cansancio y de lentitud. Parece sufrir problemas de concentración y su mirada a menudo está ausente y perdida en la pared o en el horizonte que ofrece la ventana de la sala de reuniones. No se sabe lo que le pasa. O tal vez se adivina una respuesta que se prefiere ignorar al parecer tan cruel, tan injusta.

Tuesday, October 4, 2011

La Renta Básica de Ciudadanía: el eterno retorno y el debate imposible


"(…) versez chaque mois à chaque citoyen une somme
suffisante pour couvrir les besoins fondamentaux d’un
individu vivant seul. Versez-la lui qu’il travaille ou qu’il ne
travaille pas, qu’il soit pauvre ou qu’il soit riche (…).
Faites tout cela et puis observez ce qui se passe."

Collectif Charles Fourier


La Diputación de Guipuzkoa ha propuesto la implantación de una Renta Básica de Ciudadanía. La propuesta es recogida por El País con escepticismo (por decirlo de manera amable). Nada nuevo bajo el sol, por otra parte.
La Renta Básica es un tema que me interesa desde que tuve la oportunidad de indagar y trabajar sobre la idea hace algunos años. Para los despistados, retomo una de las definiciones más simples y completas de la propuesta:
"La Renta Básica es un ingreso incondicional otorgado de manera individual, sin demandas de contrapartida de trabajo o de control de medios a los beneficiarios".
El debate y los matices siempre son necesarios. No puedo detenerme a explicarlos uno a uno pero sí que me atrevo a recomendar que

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Los interesados en una introducción en forma de artículo a la propuesta lean esto.

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Aquellos que prefieran un análisis un poco más detallado pero siempre divulgativo y perfectamente comprensible para todo el mundo, lean esta magnífica introducción de Vanderborght y Van Parijs en forma de libro disponible en español o descargable gratuitamente en la edición francesa.

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Los que piensen que se trata de una medida utópica e izquierdosa le peguen una mirada a la defensa que Milton Friedman hace del impuesto negativo (medida que tendría los mismos efectos redistributivos que una Renta Básica). Para los "radical intellectuals" siempre es interesante comprobar que la medida puede constituir una vía capitalista al comunismo.

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Para los que crean que se trata de una medida filosóficamente indefendible, sería bueno comprobar cómo la medida casa perfectamente con un real-libertarismo extremadamente progresista (los valientes pueden intentar atacar esto) o con la teoría republicana de Philllip Pettit.

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Para los que crean que la medida supondría una revolución imposible e inviable con respecto a los dispositivos actualmente existentes en el Estado español, no estaría de más hojear el trabajo de Raventós y Arcarons.

La medida no será adoptada de la noche a la mañana. El sufragio universal tampoco lo fue. Tras eliminarse los requisitos de ingreso o educación, se tardaron varias décadas en incorporar a más de la mitad de la población: las mujeres. La Renta Básica proporciona un importante desafío intelectual que puede ofrecer guías muy valiosas para repensar y orientar las políticas que pretenden remodelar nuestros sistemas de protección social. La cosa merece algo más que editoriales despectivos, indiferencia o descalificaciones rápidas y desinformadas.

Sunday, October 2, 2011

Tableta vs. Libro

Tal como en la duda clásica acerca de qué apareció primero, si el huevo o la gallina, tampoco se puede distinguir siempre si la demanda precedió a la oferta o si, por el contrario, fue la oferta la que puso en movimiento la demanda".
J. Saramago, Las intermitencias de la muerte.

Ya se lió gorda. Amazon saca su nueva tableta de lectura y de repente me encuentro con un torbellino a mi alrededor donde todo y todos empujan a pasarse al libro electrónico. Lo cierto es que hace tiempo que ando preguntando a gente por aquí y por allá y no lo tengo claro. No será por falta de comparaciones entre el I-Pad y el Kindle Fire o posibilidades de verlo de primera mano: a mi alrededor la gente compra rápidamente tabletas o lectores electrónicos como el Kindle. Todo esto, por cierto, me despierta en algunos momentos viejos debates y preguntas sobre el "dependence effect" o los debates económicos sobre el huevo y la gallina en su versión oferta creando demanda o demanda creando oferta... pero no nos desviemos aunque este pasaje haya servido para darle el toque cool a la entrada con la cita de turno de Saramago.
El caso es que aún me quedan algunas preguntas o dudas sobre el libro electrónico que es, al fin y al cabo, la única razón por la que contemplaría compararme un cacharro electrónico (mi recalcitrante conservadurismo electrónico hace que me siga negando a estar conectado al mail 17 horas al día). Enumero esas dudas con la esperanza de que algún magnánimo lector se digne a echar una mano:

* ¿Los formatos de los libros electrónicos son fácilmente compatibles o accesibles? Compruebo que el Kindle y el I-pad leen PDFs, así que creo que eso responde casi completamente la pregunta. Pero entonces la siguiente pregunta sería en qué medida es posible encontrar versiones electrónicas de los libros que me interesan. De entre los tres primeros libros que veo en una primera ojeada sobre el caos de mi escritorio (The Spanish Civil War, de Preston; República y Guerra Civil, de Casanova; y The Breakdown of democratic regimes: Europe, de Linz y Stepan) ninguno está en formato Kindle. Eso sí: Amazon me invita amablemente a solicitar al editor que estaría interesado en tener la versión electrónica...

* La maquinaria publicitaria de Amazon nos ha bombardeado con sus increíbles precios para la tableta cuando se compara con el I-Pad, pero... ¿hasta qué punto el precio del libro electrónico justifica la versión inicial en la tableta... especialmente si existe la posibilidad de comprar el libro de segunda mano...?

* Últimamente he adquirido la costumbre de usar banderillas de colores para marcar ideas primarias, secundarias, referencias, dudas, cuadros y gráficos interesantes... los libros acaban aseteados de marcas arcoiris tal y como podéis ver, pero facilita mucho la localización de los puntos más interesantes del libro:
[Sí: pongo muchas banderillas en los libros y mi cabeza emite luz]


¿Alguna contrapartida interesante del libro electrónico para rayar los márgenes como a mí me gusta y marcar las ideas principales?

Me parece fuera de toda duda que el libro electrónico podría tener cosas geniales como evitar que casi la mitad de mi maleta en los vuelos transoceánicos esté ocupada por voluminosos y pesados libros. Quizá el libro electrónico también aporte ventajas como la búsqueda de palabras o el ahorro de papel (¿es realmente esto una ventaja cuando hay mercado de segunda mano, bibliotecas públicas y la pérfida obsolescencia programada y la fabricación de las tabletas también deberían tenerse en cuenta a la hora de comparar el impacto ecológico de los dos productos?). De momento, y a la espera de que la gente aporte respuestas convincentes a las anteriores preguntas y logren que la balanza se decante claramente del lado de lo electrónico, me proclamo miembro de una pequeña aldea poblada de irreductibles y anacrónicos papelófilos que resisten todavía -¿y siempre?- al invasor electrónico.