Saturday, August 28, 2010
Una nueva luz en la blogosfera
Hay circunstancias que parece que cuanto más se anhelan más tardan en producirse. Por suerte a veces la paciencia tiene su recompensa. Hoy la blogosfera ha ganado a un ilustrísimo miembro cuya evolución recomiendo seguir muy de cerca (el inevitable enlace ya se ha añadido en la lista de este blog). Hay pocas personas capaces de estimular e iluminar de esa manera. Aunque se sea uno entre cinco mil. Esa república cibernética en ciernes llamada "Insularo" empieza a reunir a una cantidad asombrosa de tales personas. Es un consuelo nada despreciable para un mundo como el de la blogosfera en el que hay que habituarse a las ausencias dolorosas. Demos pues la bienvenida al blog Dziga.
Thursday, August 26, 2010
Yann Tiersen - Dust lane
Il y a des artistes qui nous reflètent, qui mettent de la musique à des étapes et des moments de notre vie et qui nous aident à nous projeter à travers leurs notes. Car certains sentiments ou passages demandent de la poésie ou de la musique pour être retraités de la manière la plus fidèle possible. Yann Tiersen a été (il l'est encore) un musicien très important pour moi. Ma capacité critique vis-à-vis ce breton multi-instrumentiste au regard timide et voix délicate est plutôt nulle. Il m'a accompagné lors des dernières six ans de ma vie. Une période particulièrement intense, il faut le dire. Même si maintenant ses morceaux ont plus de guitare -voire des synthesisers-, on sent aussi les éléments de continuité qui nous relient au passé. Tout comme notre vie, l'évolution de l'artiste reste dépendante et marquée par le passé, par ces passages, influences et évènements qui nous ont aidé à devenir ce que nous sommes en ce moment et sans lesquels il serait (encore plus) difficile de nous comprendre. Présentation de Dust Lane. La vidéo ne sera disponible que pendant un mois. L'artiste parle. Les mots doivent s'arrêter.
Yann Tiersen presenta su nuevo album -Dust Lane. El vídeo sólo estará disponible durante un mes. Habla el artista. Que callen las palabras. Disfruten, por favor.
Yann Tiersen presenta su nuevo album -Dust Lane. El vídeo sólo estará disponible durante un mes. Habla el artista. Que callen las palabras. Disfruten, por favor.
Labels:
concierto,
Dust Lane,
música,
Yann Tiersen
Tuesday, August 24, 2010
Carlos Taibo y el decrecimiento
La econometría y la economía cuantitativa son herramientas y metodologías tremendamente útiles y válidas cuando se tienen las ideas adecuadas en mente y se sabe lo que se quiere contrastar, medir, maximizar o modelar. El problema viene cuando uno tiene la sospecha de estar preocupándose por ajustar al milímetro el retrovisor mientras el coche se dirige a 200 km/h contra un muro.
La ventaja de estar rodeado de gente tremendamente inteligente, estimulante y culta es que es complicado no acabar por hacerse muchas preguntas sobre lo que nos rodea. Pablo, una de estas personas (y uno de los que más aprecio y admiro) me regaló hace poco el último libro de Carlos Taibo: Su crisis y la nuestra.
El libro no lleva a engaño al lector dado que el subtítulo es toda una declaración de intenciones: "Un panfleto sobre decrecimiento, tragedias y farsas". En efecto, el librito adopta un tono orgullosamente panfletario que sirve para presentar ideas generales de manera muy clara pero que no evitará la denuncia por parte del escéptico o del intelectual riguroso y deseoso de respuestas a preguntas y ambigüedades para las que esta obra no pretende aportar una respuesta. Volveremos a ello en varias ocasiones.
Taibo considera que la crisis actual tiene una triple dimensión: cambio climático, agotamiento de las energías tradicionales y expolio de los recursos materiales y humanos de los países pobres. A la hora de exponer los problemas y abordar las soluciones Carlos Taibo se erige en uno de los principales (¿primeros?) portavoces del decrecimiento en España. Grosso modo (muy grosso modo), el decrecimiento plantea la necesidad de desarrollar un modo de vida menos consumista y materialista que resulte en una disminución de la huella ecológica occidental y que promueva un nuevo tipo de sociedad en la que los valores post-materiales y relacionales tengan más oportunidades de desarrollo y adopten un rol más importante. Todo ello lleva, por supuesto, a cuestionar radicalmente la idea de crecimiento económico tal y como es entendido comúnmente. La idea es ciertamente controvertida y necesita mucho debate y reflexión para evitar caer en ataques caricaturescos. Difamar y ridiculizar resulta en ocasiones demasiado fácil. Lo trágico de la descalificación y la burla a la ligera es que se impide el desarrollo de un debate sereno e informado. En este sentido, se agradece el esfuerzo de Taibo por puntualizar algunos malentendidos que suelen generarse en torno al decrecimiento: la idea no niega la mejora material a los países en vías de desarrollo ni tampoco a los pobres de los países desarrollados. Estas puntualizaciones son más que bienvenidas porque, hasta la fecha, apenas había encontrado libros serios sobre el tema en español (me familiaricé con la idea del decrecimiento durante mi estancia en Francia, país en el la idea ya goza de una cierta tradición y tiene figuras con cierta reputación como el economista y filósofo Serge Latouche). En España sólo tenía constancia de la traducción de una obra colectiva francesa titulado Objetivo decrecimiento. Afortunadamente, la lectura del libro de Taibo me ha permitido descubrir que el autor también ha publicado hace poco una obra titulada En defensa del decrecimiento. Parece, pues que, aunque sea lentamente, la idea empieza a disponer de cierta difusión en nuestro país.
¿Qué pretende Taibo con su obra? Si la disyuntiva de Castoriadis hace algunas décadas era "socialismo o barbarie", Carlos Taibo bien podría gritar hoy en día "decrecimiento o barbarie". En efecto, tal y como avanzaron Ival Illich o André Gorz en su momento, nuestras opciones bien podrían ser la de una ecodemocracia elegida o un ecofascismo forzado por la deriva de nuestras sociedades occidentales. El problema, claro, viene a la hora de definir los conceptos y establecer el programa y las medidas que nos lleven al decrecimiento. Los partidos de izquierdas españoles mayoritarios son descartados por Taibo como posibles abanderados del proyecto. PSOE e IU son presentados como portadores, en el "mejor" de los casos, de un proyecto socialdemocráta incapaz de integrar el imperativo ecológico y político decrecimentalista (caso de IU) o, simplemente, de haber abandonado sus pretendidas raíces socialdemócratas al aceptar la lógica de la nebulosa ideología neoliberal (caso del PSOE). Los nacionalismos periféricos (ERC o BNG) no salen mejor parados. En el caso de los sindicatos mayoritarios el panorama tampoco es halagüeño según Taibo. La dependencia de la financiación pública y su conversión en megaestructuras burocráticas dedicadas a velar por los intereses de los trabajadores afiliados y más estables (y marginando a aquellos en situación más precaria) llevan al politólogo a descartarlos como eventuales agentes del cambio. Así las cosas, el proyecto decrecimentalista defendido en el libro se caracteriza por congeniar con el ideario libertario y por ser netamente anticapitalista, autogestionario y antipatriarcal. Su desarrollo se confia a lo que Taibo llama "la izquierda social". Ésta se define como "toda aquella izquierda que, desde el arraigo del trabajo de base, no asume la forma de partidos y no compla la concurrencia a elecciones". El propio autor reconoce lo ecléctico de esta categoría. En ella se cuentan asociaciones de vecinos y movimientos ecologistas, grupos feministas y pacifistas, cristianos de base, sindicatos alternativos, organizaciones de autoconsumo, centros sociales okupados... Repitamos lo dicho anteriormente: el escéptico o el lector interesado en detalles sobre la praxis autogestionaria y la propiedad pública socializada, no encontrará en este libro respuestas a la mayoría de preguntas -tanto teóricas como prácticas- que a buen seguro le asaltarán. Este punto es particularmente importante porque los defensores de la autogestión o de las microsociedades decrecentistas deben hacer frente a una poderosa literatura económica que apuesta abiertamente por las virtudes del libre comercio o, más importante aún, a una evidencia histórica que identifica la apertura comercial como un factor necesario (si bien no suficiente) para la prosperidad de las regiones o a estimulantes y eruditos ensayos que presentan una interacción fundamental entre apertura comercial y estabilidad del sistema político democrático que asegura la supervivencia de ambos. Tema increíblemente vasto y complejo que abruma sólo de pensarlo. Pasaré página dejando al lector con la miel en los labios pero también con algunas armas sugeridas en los enlaces anteriores para, si así se desea, empezar a abrirse paso en una jungla intelectual tan densa como rica y extensa.
También resulta interesante la crítica a los partidos políticos de izquierdas. Taibo usa a menudo el despectivo "fuerzas 'atrapalotodo'" para denunciar la deriva del PSOE o del BNG en su pérdida de identidad para aglutinar el máximo apoyo electoral. La situación remite inevitablemente a la teoría económica de la democracia de Anthony Downs por la que los partidos políticos en democracia tienen poderosos incentivos a situarse en el centro del espectro político para aglutinar el máximo apoyo posible por parte de los votantes. ¿Quiere esto decir que las infalibles fuerzas downsianas incapacitan a nuestras democracias representativas para desarrollar el proyecto presentado por el autor? Los proyectos autogestionarios o decrecimentalistas suelen expresar simpatías por "microsociedades", la minimización del centralismo político y la potenciación de la democracia directa. Aunque no faltan voces que se aventuran a señalar un resurgimiento de la democracia directa en nuestras sociedades, la cuestión parece cuanto menos abierta a muchos interrogantes tanto teóricos como prácticos. Taibo tampoco da pistas del modelo político que tiene en mente. De nuevo nos chocamos con los límites del panfleto.
Mi situación personal me exige una cierta contención a la hora de dispersarme demasiado en lo que a temas, preguntas y polémicas académicas se refiere. Durante los próximos tres años debo pagar el peaje de la tesis y de la especialización en Historia Económica porque yo mismo he elegido la autopista de Maryland. Al lector que tenga un poco más de tiempo y voluntad de replantearse ciertas cuestiones sobre nuestro rumbo -aunque sea para desmontar punto por punto el ideario "decrecentista"- el libro de Taibo no le será indiferente. Se le podrá acusar de muchas cosas, pero el bueno de Taibo habla muy claro y, desde mi punto de vista, lo hace de manera muy honesta y poniendo asuntos inmensamente serios encima de la mesa.
La ventaja de estar rodeado de gente tremendamente inteligente, estimulante y culta es que es complicado no acabar por hacerse muchas preguntas sobre lo que nos rodea. Pablo, una de estas personas (y uno de los que más aprecio y admiro) me regaló hace poco el último libro de Carlos Taibo: Su crisis y la nuestra.
El libro no lleva a engaño al lector dado que el subtítulo es toda una declaración de intenciones: "Un panfleto sobre decrecimiento, tragedias y farsas". En efecto, el librito adopta un tono orgullosamente panfletario que sirve para presentar ideas generales de manera muy clara pero que no evitará la denuncia por parte del escéptico o del intelectual riguroso y deseoso de respuestas a preguntas y ambigüedades para las que esta obra no pretende aportar una respuesta. Volveremos a ello en varias ocasiones.
Taibo considera que la crisis actual tiene una triple dimensión: cambio climático, agotamiento de las energías tradicionales y expolio de los recursos materiales y humanos de los países pobres. A la hora de exponer los problemas y abordar las soluciones Carlos Taibo se erige en uno de los principales (¿primeros?) portavoces del decrecimiento en España. Grosso modo (muy grosso modo), el decrecimiento plantea la necesidad de desarrollar un modo de vida menos consumista y materialista que resulte en una disminución de la huella ecológica occidental y que promueva un nuevo tipo de sociedad en la que los valores post-materiales y relacionales tengan más oportunidades de desarrollo y adopten un rol más importante. Todo ello lleva, por supuesto, a cuestionar radicalmente la idea de crecimiento económico tal y como es entendido comúnmente. La idea es ciertamente controvertida y necesita mucho debate y reflexión para evitar caer en ataques caricaturescos. Difamar y ridiculizar resulta en ocasiones demasiado fácil. Lo trágico de la descalificación y la burla a la ligera es que se impide el desarrollo de un debate sereno e informado. En este sentido, se agradece el esfuerzo de Taibo por puntualizar algunos malentendidos que suelen generarse en torno al decrecimiento: la idea no niega la mejora material a los países en vías de desarrollo ni tampoco a los pobres de los países desarrollados. Estas puntualizaciones son más que bienvenidas porque, hasta la fecha, apenas había encontrado libros serios sobre el tema en español (me familiaricé con la idea del decrecimiento durante mi estancia en Francia, país en el la idea ya goza de una cierta tradición y tiene figuras con cierta reputación como el economista y filósofo Serge Latouche). En España sólo tenía constancia de la traducción de una obra colectiva francesa titulado Objetivo decrecimiento. Afortunadamente, la lectura del libro de Taibo me ha permitido descubrir que el autor también ha publicado hace poco una obra titulada En defensa del decrecimiento. Parece, pues que, aunque sea lentamente, la idea empieza a disponer de cierta difusión en nuestro país.
¿Qué pretende Taibo con su obra? Si la disyuntiva de Castoriadis hace algunas décadas era "socialismo o barbarie", Carlos Taibo bien podría gritar hoy en día "decrecimiento o barbarie". En efecto, tal y como avanzaron Ival Illich o André Gorz en su momento, nuestras opciones bien podrían ser la de una ecodemocracia elegida o un ecofascismo forzado por la deriva de nuestras sociedades occidentales. El problema, claro, viene a la hora de definir los conceptos y establecer el programa y las medidas que nos lleven al decrecimiento. Los partidos de izquierdas españoles mayoritarios son descartados por Taibo como posibles abanderados del proyecto. PSOE e IU son presentados como portadores, en el "mejor" de los casos, de un proyecto socialdemocráta incapaz de integrar el imperativo ecológico y político decrecimentalista (caso de IU) o, simplemente, de haber abandonado sus pretendidas raíces socialdemócratas al aceptar la lógica de la nebulosa ideología neoliberal (caso del PSOE). Los nacionalismos periféricos (ERC o BNG) no salen mejor parados. En el caso de los sindicatos mayoritarios el panorama tampoco es halagüeño según Taibo. La dependencia de la financiación pública y su conversión en megaestructuras burocráticas dedicadas a velar por los intereses de los trabajadores afiliados y más estables (y marginando a aquellos en situación más precaria) llevan al politólogo a descartarlos como eventuales agentes del cambio. Así las cosas, el proyecto decrecimentalista defendido en el libro se caracteriza por congeniar con el ideario libertario y por ser netamente anticapitalista, autogestionario y antipatriarcal. Su desarrollo se confia a lo que Taibo llama "la izquierda social". Ésta se define como "toda aquella izquierda que, desde el arraigo del trabajo de base, no asume la forma de partidos y no compla la concurrencia a elecciones". El propio autor reconoce lo ecléctico de esta categoría. En ella se cuentan asociaciones de vecinos y movimientos ecologistas, grupos feministas y pacifistas, cristianos de base, sindicatos alternativos, organizaciones de autoconsumo, centros sociales okupados... Repitamos lo dicho anteriormente: el escéptico o el lector interesado en detalles sobre la praxis autogestionaria y la propiedad pública socializada, no encontrará en este libro respuestas a la mayoría de preguntas -tanto teóricas como prácticas- que a buen seguro le asaltarán. Este punto es particularmente importante porque los defensores de la autogestión o de las microsociedades decrecentistas deben hacer frente a una poderosa literatura económica que apuesta abiertamente por las virtudes del libre comercio o, más importante aún, a una evidencia histórica que identifica la apertura comercial como un factor necesario (si bien no suficiente) para la prosperidad de las regiones o a estimulantes y eruditos ensayos que presentan una interacción fundamental entre apertura comercial y estabilidad del sistema político democrático que asegura la supervivencia de ambos. Tema increíblemente vasto y complejo que abruma sólo de pensarlo. Pasaré página dejando al lector con la miel en los labios pero también con algunas armas sugeridas en los enlaces anteriores para, si así se desea, empezar a abrirse paso en una jungla intelectual tan densa como rica y extensa.
También resulta interesante la crítica a los partidos políticos de izquierdas. Taibo usa a menudo el despectivo "fuerzas 'atrapalotodo'" para denunciar la deriva del PSOE o del BNG en su pérdida de identidad para aglutinar el máximo apoyo electoral. La situación remite inevitablemente a la teoría económica de la democracia de Anthony Downs por la que los partidos políticos en democracia tienen poderosos incentivos a situarse en el centro del espectro político para aglutinar el máximo apoyo posible por parte de los votantes. ¿Quiere esto decir que las infalibles fuerzas downsianas incapacitan a nuestras democracias representativas para desarrollar el proyecto presentado por el autor? Los proyectos autogestionarios o decrecimentalistas suelen expresar simpatías por "microsociedades", la minimización del centralismo político y la potenciación de la democracia directa. Aunque no faltan voces que se aventuran a señalar un resurgimiento de la democracia directa en nuestras sociedades, la cuestión parece cuanto menos abierta a muchos interrogantes tanto teóricos como prácticos. Taibo tampoco da pistas del modelo político que tiene en mente. De nuevo nos chocamos con los límites del panfleto.
Mi situación personal me exige una cierta contención a la hora de dispersarme demasiado en lo que a temas, preguntas y polémicas académicas se refiere. Durante los próximos tres años debo pagar el peaje de la tesis y de la especialización en Historia Económica porque yo mismo he elegido la autopista de Maryland. Al lector que tenga un poco más de tiempo y voluntad de replantearse ciertas cuestiones sobre nuestro rumbo -aunque sea para desmontar punto por punto el ideario "decrecentista"- el libro de Taibo no le será indiferente. Se le podrá acusar de muchas cosas, pero el bueno de Taibo habla muy claro y, desde mi punto de vista, lo hace de manera muy honesta y poniendo asuntos inmensamente serios encima de la mesa.
Labels:
crisis,
decrecimiento,
democracia,
desarrollo,
ecología política,
economía,
Taibo
Sunday, August 22, 2010
Robinsonadas mundiales
"[Guardiola] se impuso como regla no ser más que una pieza del entramado"
David Trueba, "Guardiola, el hijo del 'paleta'"
Puede que haya jugadores decisivos que, como suele decirse, "resuelven un partido por sí solos". Sin embargo, en ocasiones surgen equipos y chavales que se empeñan en demostrar que, al final, esto es un deporte de equipo en el que todas las piezas del engranaje son fundamentales. Puede que incluso marquen una época jugando como los ángeles y ganando una copa del mundo por primera vez en la historia del país. Me pregunto si Ribéry, Rooney y Cristiano Ronaldo arrojaron furiosos el periódico al ver las fotos de todo el equipo español celebrando la victoria.
Labels:
Cristinano Ronaldo,
fútbol,
Guardiola,
Juanma Iturriaga,
Messi,
mundial,
Nike,
publicidad
Tuesday, August 10, 2010
Diarios de aeropuerto (II)
* Llegada a Charles de Gaulle. Mirada casual y descuidada a una pantalla con la salida de los trenes y ojos que recaen en la ciudad inevitable. Me veo obligado a poner a Beirut durante unos cuantos minutos.
* Los controles de seguridad de los aeropuertos siempre me sumen en un peculiar estado de perplejidad y reflexión. Mientras, descalzo y libre de monedas, llaves y demás objetos "peligrosos" paso bajo el arco de seguridad, pienso en el terrorista que hace poco más de un año montó en un avión en Detroit con explosivos adosados al cuerpo. También me sorprendo agradecido porque la administración estadounidense aún no haya instalado máquinas que pitan (o peor: explotan) cuando se pasa el libro de Galeano que siempre trato de llevar conmigo.
* El agua embotellada de medio litro cuesta 2.10€ en una de las tiendas de la terminal donde espero mi vuelo. Tras comprobar que el producto no parece incluir pepitas de oro o algo por el estilo en su interior, camino hacia otra tienda que hay a pocos pasos. Mismo precio (de nuevo sin oro en el interior). ¿Triunfo del modelo de competencia perfecta? Me paseo a lo largo de la terminal y compruebo que que sólo esas dos tiendas venden agua. ¿Triunfo de la teoría de competencia imperfecta y, más concretamente, del duopolio? En mi tozudez aburrida, sigo paseando y descubro dos máquinas expendedoras en cada uno de los extremos de la terminal. El medio litro cuesta esta vez 2€. Mientras bebo el agua decido atribuir el premio al modelo de Hotelling y me doy cuenta de que he pagado 2€ por medio litro de agua... sin oro ni nada. Merde.
*Antes de embarcar en el avión que me llevará rumbo a Washington DC siento unas ganas enormes de readaptar uno de los cantos tribales más populares de mi verano y entrar en el avión mientras salto y canto "Yo soy europeo, europeo, europeo..." No lo hago. Me dirijo convencionalmente a la puerta que me llevará de vuelta a Maryland.
* Un vuelo de 8 horas da para mucho. Decido saldar las deudas cinematográficas más vulgares y me pongo Avatar. Cuando los dos protagonistas ceden a las fuerzas del destino y, envueltos en una atmósfera mágica, acercan lentamente sus cabezas para besarse por primera vez, la película es interrumpida por un mensaje de Air France para anunciar que los productos duty free están disponibles. Por un momento llegué a pensar que Hollywood exageraba insertando publicidad en los momentos "clave". Espero no estar dando ideas peligrosas.
* Quinlan tiene razón: en breve las entradas se verán reducidas a la mínima expresión. Una lástima. O tal vez no.
I Fed My Metal Bird... [again]:
* Los controles de seguridad de los aeropuertos siempre me sumen en un peculiar estado de perplejidad y reflexión. Mientras, descalzo y libre de monedas, llaves y demás objetos "peligrosos" paso bajo el arco de seguridad, pienso en el terrorista que hace poco más de un año montó en un avión en Detroit con explosivos adosados al cuerpo. También me sorprendo agradecido porque la administración estadounidense aún no haya instalado máquinas que pitan (o peor: explotan) cuando se pasa el libro de Galeano que siempre trato de llevar conmigo.
* El agua embotellada de medio litro cuesta 2.10€ en una de las tiendas de la terminal donde espero mi vuelo. Tras comprobar que el producto no parece incluir pepitas de oro o algo por el estilo en su interior, camino hacia otra tienda que hay a pocos pasos. Mismo precio (de nuevo sin oro en el interior). ¿Triunfo del modelo de competencia perfecta? Me paseo a lo largo de la terminal y compruebo que que sólo esas dos tiendas venden agua. ¿Triunfo de la teoría de competencia imperfecta y, más concretamente, del duopolio? En mi tozudez aburrida, sigo paseando y descubro dos máquinas expendedoras en cada uno de los extremos de la terminal. El medio litro cuesta esta vez 2€. Mientras bebo el agua decido atribuir el premio al modelo de Hotelling y me doy cuenta de que he pagado 2€ por medio litro de agua... sin oro ni nada. Merde.
*Antes de embarcar en el avión que me llevará rumbo a Washington DC siento unas ganas enormes de readaptar uno de los cantos tribales más populares de mi verano y entrar en el avión mientras salto y canto "Yo soy europeo, europeo, europeo..." No lo hago. Me dirijo convencionalmente a la puerta que me llevará de vuelta a Maryland.
* Un vuelo de 8 horas da para mucho. Decido saldar las deudas cinematográficas más vulgares y me pongo Avatar. Cuando los dos protagonistas ceden a las fuerzas del destino y, envueltos en una atmósfera mágica, acercan lentamente sus cabezas para besarse por primera vez, la película es interrumpida por un mensaje de Air France para anunciar que los productos duty free están disponibles. Por un momento llegué a pensar que Hollywood exageraba insertando publicidad en los momentos "clave". Espero no estar dando ideas peligrosas.
* Quinlan tiene razón: en breve las entradas se verán reducidas a la mínima expresión. Una lástima. O tal vez no.
I Fed My Metal Bird... [again]:
Wednesday, August 4, 2010
La valse des retrouvailles
Es la melodía que bailo estos días. Los reencuentros y las despedidas representan las dos caras de la misma moneda. En un mismo día me he reencontrado con un amigo al que no veía desde hace cuatro años y me he reunido con otros dos a los que he tenido la suerte de ver en algún otro momento de mi estancia en España. En los tres casos les retrouvailles han acabado con el abrazo de despedida que delata mi inminente vuelta a Maryland.
Y en alguna otra ocasión, los acordes de Beirut precedieron y flotaron en una de esas despedidas, vistiendo una atmósfera particularmente mágica.
No es un punto final. Es un punto y seguido. Casi una coma.
Y en alguna otra ocasión, los acordes de Beirut precedieron y flotaron en una de esas despedidas, vistiendo una atmósfera particularmente mágica.
No es un punto final. Es un punto y seguido. Casi una coma.
Labels:
Beirut,
despedida,
Retrouvailles,
viaje
Subscribe to:
Posts (Atom)