Sunday, November 7, 2010

Roemer sobre igualdad y responsabilidad / Roemer sur égalité et responsabilité

En su conferencia Equality in an Era of Responsibility (para la que podéis encontrar tanto la transcripción como la grabación), John Roemer presenta un marco muy sugerente para reconciliar la idea de igualdad y de responsabilidad en una teoría liberal de la justicia.
Haciendo gala de su estilo pulcro e implacablemente analítico, Roemer nos explica que su teoría se basa en cinco elementos: el objetivo, las circunstancias, el tipo, la política y el esfuerzo.
Frente a otras teorías de la justicia que se fijan objetivos algo abstractos o de difícil concreción práctica (por ejemplo los bienes primarios rawlsianos), Roemer propone basar su discurso en objetivos más sencillos como, por ejemplo, la esperanza de vida. Por simplicidad nos ceñiremos a este ejemplo particular aunque conviene recordar que los argumentos de Roemer se pueden extender sin problemas a otras dimensiones de las políticas sociales.
¿Qué factores afectan a nuestros resultados en lo que respecta a la esperanza de vida? Evidentemente la cuestión tiene un componente individual: las decisiones que adoptamos (fumar o no, hacer ejercicio o primar las actividades sedentarias, llevar una dieta más o menos sana y equilibrada o ser socio de honor del McDonald's de la esquina, controlar el estrés o irse a hacer un doctorado en economía a los Estados Unidos) afectan a nuestra esperanza de vida. Todas estas actividades directamente bajo el control del individuo constituyen lo que Roemer llama esfuerzo. La esperanza de vida estará determinada en parte por el esfuerzo que realice cada individuo.
¿Por qué "determinada en parte"? Cada individuo vive rodeado de unas circunstancias que determinan la efectividad de su esfuerzo. Roemer define las circunstancias como "aquellos aspectos del entorno de la persona que escapan a su control y que influyen su habilidad para adquirir el objetivo". Aquellas personas que comparten unas circunstancias similares forman un tipo de individuos. Un ejemplo aclarará las ideas y los conceptos que hemos presentado hasta ahora: imaginemos que en nuestra sociedad sólo hay dos grupos: ricos (R) y pobres (P). Estos grupos (o tipos en la terminología de Roemer) se diferencian en que los individuos en el seno de cada uno de ellos comparten unas circunstancias similares. Todas las personas pertenecen a R o a P y las personas de un mismo tipo comparten unas circunstancias comunes a la de sus compañeros de tipo. Algunos ejemplos de estas circunstancias podrían relacionarse con las condiciones de higiene o la educación: podría ocurrir que los miembros de R tienen acceso a un mejor aire que cualquier miembro de P (los R viven en un barrio alejado de las fábricas y de las carreteras) o tienen un mejor conocimiento del impacto en su salud de determinados alimentos (porque tienen acceso a mayores medios de comunicación y quizá a mejores escuelas).
Para completar nuestro ejemplo, imaginemos que cualquier individuo (ya pertenezca a R o a P) sólo puede realizar dos tipos de esfuerzo para mejorar su esperanza de vida: esfuerzo alto o esfuerzo bajo. La clave está en que, a igual esfuerzo, las circunstancias de cada individuo determinarán un resultado diferente. Imaginemos que realizar un esfuerzo alto implica correr veinte minutos todos los días y preocuparse por comprar alimentos sanos. Un tipo R y un tipo P realizando este mismo esfuerzo se verán recompensados con un aumento diferente en su esperanza de vida. ¿Por qué? Quizá P corre los 20 minutos en las calles tremendamente contaminadas de su barrio (con lo que inspira una cantidad de humo preocupante) o comete algunas equivocaciones a la hora de hacer una compra de alimentos que él considera adecuados y sanos (quizá porque dispone de una información incorrecta o sencillamente insuficiente). Lo importante para la tesis de Roemer es que a igual esfuerzo los resultados para cada tipo serán diferentes. Esta diferencia viene dada por las circunstancias dadas a un individuo de un determinado tipo. En términos ligeramente más técnicos, esto equivale a asumir que la distribución de esfuerzos varía entre los tipos.
Tras esta larga introducción al marco teórico de Roemer, podemos enunciar cuál debe ser el objetivo que una política liberal-igualitaria debe fijarse. Este no es otro que la maximización de la igualdad de oportunidades. La igualdad de oportunidades es total cuando la distribución de esfuerzo entre los tipos es idéntica. Dicho de otro modo, existirá una igualdad de oportunidades perfecta cuando, en nuestro sencillo ejemplo, aplicar un esfuerzo alto y bajo resulte en el mismo impacto sobre la esperanza de vida de los R y de los P. Dadas las circunstancias que hemos descrito más arriba (desigualdades en la calidad del medio ambiente o en el acceso a la educación) parece que esta teoría podría justificar inversiones para garantizar una educación pública para todos o medidas que combatan contaminación del aire.
La teoría me parece maravillosamente sugerente porque, a pesar de su sencillez, permite aclarar algunos puntos que me parecen muy útiles para el debate que nos ocupa:
1. Se resalta el hecho de que los fenómenos sociales son el resultado tanto de factores elementos que recaen del lado de la responsabilidad individual (el esfuerzo) como de otros factores sociales elementos que escapan al control del individuo (las circunstancias).
2. La teoría se enmarca naturalmente en el grupo de las teorías liberales de la justicia al limitarse a prescribir una igualdad de oportunidades que en ningún momento introduce sesgos en la concepción de buena vida que tenga cada individuo. La gente puede, por ejemplo, decidir fumar si así lo desea. Lo importante es que todo el mundo tenga las mismas oportunidades de tomar conciencia de los riesgos que esto entraña para su salud.
3. Al discutir algunas de las críticas a las que debe hacer frente su teoría, Roemer concluye que su principio de igualdad de oportunidades es especialmente válido para las actividades educativas. En el caso de la esfera profesional el autor parece más dispuesto a aceptar un criterio basado en la meritocracia. Este punto plantea interesantes consecuencias a la hora de fundamentar la importancia de la educación y sugiere algunas poderosas razones para diferenciar los criterios que rigen nuestros sistemas educativos de los principios por los que se regula el mundo profesional y de las actividades mercantiles en general.
4. Si bien, el discurso de Roemer tiene como objetivo principal reconciliar en su justa medida las nociones de "responsabilidad" y de "igualdad", me parece que el marco conceptual que desarrolla permite establecer una diferencia interesante entre lo que, caricaturizando un poco más allá de lo permisible, podríamos llamar el pensamiento "de derechas" y "de izquierdas". Grosso modo, podría decirse que el pensamiento conservador tiene a incidir en las circunstancias del individuo (responsabilidad) la responsabilidad individual de nuestras acciones (el esfuerzo realizado por cada individuo) mientras que la izquierda tiende a hacer mayor hincapié en la importancia de los factores sociales (circunstancias) que determinan la suerte y las posiblidades abiertas a cada uno. Este hecho me parece increíblemente útil para entender una de las cuestiones que más me interesan y me apasionan: ¿qué es una sociedad justa?, ¿de dónde proceden las diferencias en las respuestas que distintas corrientes aportan a esta colosal pregunta? El pensamiento de mentes privilegiadas como la de Roemer aúna rigor, claridad y esperanza para aquellos que estamos convencidos de que las respuestas a estos desafíos pasa por reconciliar dos ideas claves como son la igualdad y la libertad.
Lors de sa conférence Equality in an Era of Responsibility (vous avez ici la transcription et le podcast), John Roemer présenté un cadre très suggèrent pour réconcilier l’idée d’égalité et de responsabilité dans sa théorie libérale de la justice.
En faisant preuve de son style soigné et implacablement analytique, Roemer nous explique que sa théorie repose sur cinq concepts : le but, les circonstances, le type, la politique et l’effort.
Face d’autres théories de la justice qui marquent des but abstraits ou difficiles de mettre en pratique (par exemple les biens primaires rawlsiens), Roemer nous propose de baser le discours sur des buts davantage simples comme l’espérance de vie. Par simplicité on se bornera à cet exemple particulier tout en soulignant que les arguments de Roemer peuvent s’appliquer sans problèmes à d’autres dimensions des politiques sociales.
Quels éléments affectent nos résultats en ce qui concerne notre espérance de vie ? Bien évidemment la question a une composante individuelle: les décisions que l’on prend (fumer ou pas, faire du sport ou avoir une vie sédentaire, avoir une alimentation équilibrée ou être membre d’honneur du McDo du coin, contrôler le stress ou partir aux États-Unis faire un doctorat en Économie) affectent notre espérance de vie. Roemer défini l’effort comme toutes ces activités qui sont directement sous le control de l’individu. L’espérance de vie sera donc déterminée en partie par l’effort fait par chaque individu.
Pourquoi « déterminée en partie » ? Chaque individu est entouré de circonstances qui déterminent l’effectivité de son effort. Roemer définit les circonstances comme les « aspects of persons’ environments which are beyond their control and which influence their ability to acquire the objective ». Les personnes qui partagent des circonstances semblables forment un type de d’individus. Un exemple nous aidera à éclairer les idées et les concepts que l’on a présenté jusqu’à maintenant : imaginons que dans notre société il n’y a que deux groupes : riches (R) et pauvres (P). Ces deux groupes (ou types si l’on adopte la terminologie de Roemer) se différencient par les circonstances que les individus partagent au sein des deux types. Tous les individus au sein de R ou de P ont des circonstances égales à celles de ses collègues dans le groupe. Quelques exemples de ces circonstances pourraient être les conditions d’hygiène ou d’éducation : il se pourrait que les membres de R ont accès à un air de meilleur qualité que les P (les R habitent dans un quartier éloignée des usines et des autoroutes) ou ils/elles ont une meilleure connaissance concernant l’impact de certains aliments sur la santé (peut-être les R ont accès à des meilleures écoles et davantage de médias que les personnes de type P). Pour compléter notre exemple, imaginons que n’importe quel individu (appartenant à R ou à P) ne peut que faire deux types d’efforts pour améliorer son espérance de vie : effort haut et effort bas. Le point clé est que, pour un même effort, les circonstances de chaque individu détermineront un résultat différent . Imaginons que faire un effort haut signifie courir vingt minutes tous les jours et se soucier d’acheter des aliments sains. Un type R et un type P menant à bien ce même effort auront des résultats différents en ce qui concerne son amélioration de l’espérance de vie. Pourquoi ? Peut-être P court vingt minutes dans les rues horriblement polluées de son quartier (et, par conséquent, il respire une quantité de fumée assez préoccupant) ou il fait quelques erreurs dans l’achat d’aliments qui ne sont pas tellement sains (peut-être l’info dont P dispose est erronée ou insuffisant pour savoir si cet aliment est vraiment bon ou pas pour la santé). Le point crucial est que les résultats entre types seront différents même si la même quantité d’effort est faite. Cette différence s’explique par les circonstances qui caractérisent à un individu appartenant à un type déterminé. Exprimé plus techniquement, la distribution des efforts varie entre les types.
Après cette longue introduction au cadre théorique de Roemer, on est en mesure d’énoncer l’objectif d’une politique libérale-égalitaire qui en découle : l’égalité de chances. L’égalité de chances est totale quand la distribution d’efforts entre les types est identique. Autrement dit, il y aura une égalité de chances parfaite quand le fait de faire un effort haut ou bas ait le même impact sur l’espérance de vie pour les R et pour les P. Étant donné les circonstances que l’on a décrit plus haut (inégalités concernant la qualité de l’environnement ou l’accès à l’éducation) il est évident que cette théorie justifie des investissements qui garantissent une éducation publique pour tous ou des mesures qui luttent contre la pollution de l’air.
La théorie me semble géniale et suggèrente car, même si elle est très simple et intuitive quand on réfléchit un peu, elle permet d’éclairer certains points que je considère cruciales dans le débat qui nous occupe :
1. On souligne le fait que les phénomènes sociaux sont le résultat d’éléments qui dépendent de la responsabilité individuelle (l’effort) mais aussi d’autres éléments qui échappent au control de l’individu (les circonstances).
2. La théorie est clairement placée dans le cadre des théories libérales de la justice car elle se limite à recommander une égalité de chances qui n’introduit aucun biais dans la conception de la bonne vie de chaque individu. On peut, par exemple, décider de fumer si on le veut. Le plus important est d’assurer à chaque individu les mêmes chances de prendre conscience des risques pour la santé qu’une telle activité entraîne.
3. Quand Roemer fait face à certaines critiques auxquelles sa théorie doit se confronter, il conclut que le principe d’égalité de changes qu’on a présenté est spécialement valable et robuste pour les activités éducatives. Pour la sphère professionnelle l’auteur semble plus enclin à accepter un critère méritocratique au lieu de l’égalité de chances qu’on a esquissé. Ce point présente des conséquences intéressantes pour justifier l’importance de l’éducation et cela suggère également des raisons très puissantes pour différencier les critères qui régissent les systèmes éducatifs de ceux qui régulent le monde professionnel et marchand en général.
4. Même si le but principal de la conférence de Roemer est de réconcilier les notions de « responsabilité » et d’ « égalité », il me semble que le marc conceptuel qu’il développe permet d’établir une différence très intéressante entre ce qu’on pourrait appeler –d’une manière quelque part caricaturale- la pensée « de droite » et la pensée « de gauche ». Grosso modo, on pourrait dire que la pensée conservatrice met l’accent sur la responsabilité de l’individu dérivée de ses actions (l’effort) tandis que la gauche tend à se focaliser sur les facteurs sociaux (circonstances) qui déterminent les possibilités ouvertes à chacun. Ce fait me semble incroyablement utile pour comprendre certaines des questions qui me passionnent le plus : qu’est-ce qu’une société juste ?, quels sont les raisons qui rendent tellement différents les réponses que l’on trouve à un tel défi ? La pensée privilégiée de gens comme Roemer réunissent rigueur, clarté et espoir pour ceux qui, comme moi, sommes convaincus que les réponses à une telle question précise de réconcilier deux idées clés comme la liberté et l’égalité.

Canción del día / Chanson du jour
Scythian Empires by Andrew Bird

12 comments:

Pau Dziga said...

Zasca a las vulgarizaciones: al mesianismo paternalista disfrazado de progresismo ("Yo sé lo que Tú no sabes que sabes") y al lamentable neoliberalismo fast food (o no tanto) que nos vende ese curioso concepto de libertad que siempre decanta el mismo plato de la balanza. A veces a la teoría crítica se le (nos) olvida que el trabajo se tiene que hacer desde estos dos frente. Gracias por la referencia. Abraçada!

Julio said...

La puta.

Váis a acabar conmigo...

Acabo de terminar un post larguísimo y bastante extenhuante, y Os Sertoes está siendo más denso de lo esperado, por no mencionar la recién descoberta de un bizarro departamento de mi universidad cuya espectacular becaria ha conseguido relanzar mi medio abandonado interés por aquel negocio de Dragon Ball...

Excusas suficientes para decirte que te leo en un par de días, esto requiere tiempo, no dudes que te explotaré como es mi sana costumbre.

amado said...

El problema reside en que los individuos egoístas, y a la larga los altruistas, pierden incentivos a la responsabilidad cuando se injiere en sus vidas en pro de la igualdad.

Un tema de agua y aceite, man.

Magda said...

Merci Alvaro.

Magda said...

Intelligent ce Roemer ...

Alvagó said...

@Amado: Creo que esta vez tu bala no da en el blanco, Amado. Me parece que tu crítica cae en el lado de lo que algunos economistas llaman "moral hazard" o de lo que, siendo un poco más panfletarios, se suele reprochar a las teorías igualitarias: al eliminar (o suavizar) las consecuencias derivadas de las acciones individuales se desincentiva el esfuerzo y la responsabilidad. Creo que la teoría de Roemer tal y como está expuesta es totalmente inmune a estas críticas: Roemer no niega que distintos esfuerzos tengan resultados diferentes. Aquellos que corran más minutos o se informen más tendrán -ceteris paribus- mejores resultados en lo que a esperanza de vida se refiere. La clave está en luchar contra las desigualdades en los factores exógenos al individuo y que afectan a la efectividad de su esfuerzo. No es justo que un rico y un pobre tengan resultados diferentes cuando realizan el mismo esfuerzo. Creo que podemos estar de acuerdo en este tipo de igualitarismo. Si tu acercamiento al libertarismo te hace dudar de lo justo de esta teoría, yo me lo haría mirar... ;)

@ Magda: Roemer est, en effet, un mec génial. Ses bouquins sont en général moins accessibles (un peu trop de math et de raisonnement analytique...) mais ses idées de base me semblent absolument éclairantes et encourageants pour moi.

amado said...

Yendo a la chicha, esos factores exógenos de que hablas son la educación y la sanidad ¿no? Porque si no llévese usted el brazo, oiga.

Durante mucho tiempo he defendido la sanidad, la educación y el transporte públicos. Pero nada más. Nada, nada más.

Recientemente, me ha picado la curiosidad acerca de los argumentos que esgrimen los adalides de la libertad para que las tres del párrafo anterior sean privadas.

Ciudades embotelladas por falta de transporte público y donde el vulgo son hormigas que callejean al no poder permitirse coche. Sistema de sanidad donde los ricos viven y los pobres mueren, así de claro. Niños de papá que tienen derecho a ser listos y perpetuar la alta alcurnia de su familia con trabajos bien remunerados. Niños pobres que acaban desempeñando trabajos de baja exigencia intelectual al servicio del rico.

Si no viera estas cosas estaría ciego. Por esto me fascina averiguar qué dicen los libertarios al respecto para sostener tales cosas.

Creo que me he extendido, sorry.

Hank Quinlan said...

¿Igualdad y responsabilidad? ¿cómo puede llamarse esta entrada 'igualdad y responsabilidad'?

Con esa extensión, y tamaña densidad, no dejas opción 'justa' a una respuesta 'igualitaria' en oportunidades: ¿tengo de verdad una oportunidad justa a atizarte con comentarios de la misma extensión que tu entrada?.

Mi respuesta es no. Y en eso doy la razón a Roemer. Los pijos grad students de Maryland pueden machacarme con entradas eternas, y yo, pobre proletario que malvive leyendo blogs en los Starbucks del Upper East Side, no tengo derecho a enrollarme. Hay que hacer algo para igualar esto.

PS: I miss you.

Alvagó said...

Querido provocador patológico (a.k.a Quinlan): me temo que SÍ hay igualdad y que esta vez no "compro" tu pulla:
1. Mi blog permite comentarios sin inscripciones previas o restricciones de espacio. Que las personas prefieran aprovechar su tiempo en actividades "provechosas" y escribir diez papers a la vez, dar seminarios por medio mundo, coordinar conferencias aquí y allá y gestionar un laboratorio (entre otras muchas cosas) en lugar de perder su tiempo comentando las tonterías que aquí se escriben es arena de otro costal. Además creo esta decisión puede justificarse y explicarse muy fácilmente desde la racionalidad que los neoclásicos tanto amamos.
2. Tengo un cierto sesgo hacia las teorías farragosas, lo reconozco. Pero empiezo a pensar que un mundo complejo lleva inevitablemente a teorías complejas. Por otra parte creo que Roemer hace un buen trabajo de simplificación para identificar sólo los elementos relevantes. Ocurre sin embargo que huí del lenguaje analítico (y en ocasiones matemático) de la conferencia original para intentar no espantar al personal poco habituado a las fórmulas (sé que esta especie abunda entre los pocos visitantes habituales que honran este blog). Me preocuparía que el resultado fuese aún denso o poco accesible... Reconozco en todo caso que quizá el precio de no espantar al personal "no matemático" fue espantar al personal "anti-rollero". No voy a descubrir ahora que la vida está llena de "tradeoffs", ¿verdad?

PS: I miss you too. College Park is ready for the next visit.

Alvagó said...

PPD: lo de poner "arena de otro costal" en lugar de "harina de otro costal" también tiene su miga. Definitivamente los EEUU no me están sentando bien.

Mariaeles said...

Me alegra saber que existe alguien como Roemer. Los que nos quedamos sólo en la puntita del iceberg de este apasionante mundo agradecemos entradas como ésta.
Mi argumento ante todos aquellos que se creen neoliberales (hago hincapié en el se creen) ha sido siempre ese, sin igualdad de oportunidades no existe libertad real.
Añado,si me lo permites,un ejemplo totalmente interesado: la mujer y la carrera profesional.La mayoría de las mujeres necesitan, hoy por hoy, mucho más esfuerzo que un hombre para alcanzar una realización profesional.
Igualdad de oportunidades: fácil de decir, complicado de aplicar. Gracias a Roemer por su teoría,a tí por hacerla tan asequible y digerible.

Alvagó said...

Bingo, Mariaeles. Anoche tuve un debate con algunos amigos sobre un tema similar: hombres, mujeres y repartición de las tareas domésticas. Puede que fuese la lengua o, más probablemente, puede que fuese el vino tinto de California que circulaba fluidamente por la mesa, pero no quedé demasiado contento con la manera en que expresé algunos puntos de vista. Volviendo a casa me di cuenta de que Roemer aportaba argumentos interesantes para tratar esas cuestiones "de género". Debería haberte leído antes (o con más atención) ;)
Gracias a ti por dedicar unos minutos a visitar el blog.