Amélie. Ya está. Juro que es la primera y última vez que la palabra aparecerá en el comentario sobre Skyline, el último disco de Yann Tiersen. Y no sólo porque el artista ya esté hasta las narices de la comparación y ya no sepa cómo decirlo, sino también porque estamos hablando del séptimo disco de estudio de Tiersen y sería ridículo centrarnos en un recopilatorio de hace diez años (me acabo de asustar al darme cuenta del tiempo que ha pasado desde el estreno de la película) en lugar de disfrutar de lo que se nos ofrece. Porque Skyline supone la confirmación de una evolución en la música de Tiersen que ya podía apreciarse en su disco anterior y en los directos que ha ofrecido en los últimos años.
"No es un libro para leer en el metro". Ese fue el comentario de un buen amigo del Colegio Mayor donde viví hace algunos años para definirme definir un libro. Con Skyline pasa lo mismo: no es música para oír a la ligera. No la pongan mientras cocinan o cuando reciban invitados en casa. Ni apetece ni está hecha para eso: uno tiene la impresión de que es música que nos exige un mínimo de atención, que invita a la mirada circunspecta y que exhorta a hacer algo (que aún no sé si se trata simplemente de dar saltos o de iniciar una revolución cuyo alcance y objetivo aún debe precisarse y consensuarse).
Skyline supone, como decía al principio, la continuación del camino marcado por Dust Lane. Sigue y se intensifica el guitarrero, los arreglos electrónicos que lo envuelven todo y los coros y saturaciones varias. El resultado es algo contundente en canciones como Another shore y en otras con aire de western apocalíptico como Forgive me.
Los temas más vocales muestran la versatilidad de Tiersen: se nos brinda desde la progresión tranquila y misteriosa de Monuments ("all monuments of men, they're sinking in vain": no lo pillo del todo pero suena grave) hasta la oscuridad de Hesitation Wound (en mi opinión la canción más fallida) pasando por el viaje psicotrópico y altamente desconcertante de I'm gonna live anyhow. Tiersen no pierde la oportunidad de invitarnos de nuevo a "descendre dans la ville, marchant" con el sugerente The Gutter. Sin apenas poder recuperarnos de las ganas de ocupar algún edificio significativo, el disco alcanza uno de sus mejores momentos al arrojarnos al delicioso caos de Exit 25 Block 20.
Ya en la recta final, The trial aparece como una canción interesante. Los seguidores de Tiersen pudieron tener un contacto inicial con la base instrumental de la canción en The Best of Times, de Sage Francis, donde el hip-hopero (?) recita sobre la base instrumental que Tiersen le mandó hace más de un año. La diferencia entre la canción de Francis y el resultado final de Tiersen es un buen ejemplo del método de trabajo del bretón: a la claridad y transparencia de los xilófonos y carillones iniciales, pronto se le suma progresivamente (o quizá no tanto) un coro y un denso tejido electrónico que no abandonan la canción hasta el final. Vanishing Point pone un digno -aunque abrupto- punto y final al disco.
Podría decirse que, al margen de las referencias al camino marcado por Dust Lane, en Skyline Tiersen se ha acercado un poco más al estilo que muestra en sus directos. Los arreglos de cuerdas han perdido protagonismo en favor de los sintetizadores, los coros y las guitarras. Se pierde con ello una de las principales gracias de sus directos: encontrar reconstrucciones imposibles de sus canciones. Por otra parte, me parece que las piezas más netamente vocales de Skyline son mucho más irregulares que las instrumentales.
Puede que, resumiendo, Skyline sea mucho más desigual (y tal vez menos fresco y sorprendente) que Dust Lane. El resultado, sin embargo, sigue siendo altamente recomendable y confirma que nuestro pequeño bretón aún tiene mucho que decir en su constante evolución y reinvención de sí mismo. La duda, claro está, es saber si podrá convencer del interés de esto al ejército de nostálgicos de Amé... oh... vaya...
Actualización (25-10-2011): Un artículo de Dots & Dashes nos confirma que el propio Tiersen está de acuerdo con la conclusión que se sugiere en la entrada y que Pau Dziga y un lector anónimo afirman bastante más explícitamente en los comentarios de abajo: "Yet despite its miscellaneous moments of beauty, Tiersen confesses to currently favouring his last LP, Dust Lane".
Intolerancias
2 months ago
5 comments:
tanta concentración, tanta introspección que se te quemó la tortilla, o que si? SI es que no se puede.....
Le daremos una escucha a nuevo disco (aunque mi banda sonora, ahora mismo, incluye canciones con estribillos tan profundos como: "getting drunk, getting naked, getting laid and getting out "... toda un ensayo sobre la metafísica humana ... ;p
Una está en fase "rebelde" (más bien "revolucioná") qué le vamos a hacer... ;p
Yo en una primera oída diría que es bastante más flojo que Dust Lane, que con temas como Dark Stuff daba en el clavo. De hecho algunos tramos de Skyline (como sobre todo en I'm gonna live anyhow) los arreglos vocales me parecen un poco irritantes. Luego hay momentos con mejor pinta, como Another Shore o Forgive Me... Tienes razón de que hay que escucharlo poco a poco para perfilar estas opiniones.
En cualquier caso me sigue gustando mucho más que el rollete ñoñeras explotado hasta la saciedad de Amélie (y esto me recuerda al ciclo de cine francés urdeground organizado por mi amigo el Robe bajo el genial título "Estamos hasta los cojones de Amélie").
Hola, señor ocupé para acordarse de esta minúscula e insignificante parte del mundo.
De vez en cuando te acuerdas de que hay cosas que ni en universidades ni en internados asfixiantes para gente extraordinariamente inteligente y trabajadora enseñan. Querido terreter, ¿de dónde saca un hombre inteligente y con estudios que hay música que no sirve para cocinar? Aiii, ¡no huyas así de americanizarte!
¡La música "que no sirve para cocinar" no existe! Si no, ¿cómo va a saber bien la comida? LO que hay que hacer es buscarle a cada música su sabor, a cada plato su melodía. A las paellas de mamá... bach, o beethoven, según el humor (del arroz).
Me ha gustado la canción y, aunque no me apetece nada discutir de música con alguien que en plenos san fermines habla de groove, ¡me encanta Amelie! (una de las pocas obras de piano que se oyen en nuestro salón). Por ejemplo... esta música sirve... para preparar lo que toque de cena antes de ir a la bajera con las amigas.
Está muy bien lo de pensar que disfrutar de la música es sólo música, pero precisamente la comida también necesita disfrutar de ella.
PD: te dejo que discutas conmigo de música aunque me lleve persiguiendo toda la vida (más bien creo que la persigo yo).
Un besazo... SPAAM!
Me decepcionó mucho Skyline. Dust Lane me pareció un gran disco. Fue no solamente muy bien logrado, sino que también muyy original -en especial teniendo en cuenta aquel nombre femenino que marcó su estilo y su pasado-. Ya habiendo oído ese gran quiebre, tan satisfactorio para mi, lo consideré un genio al tipo. Por lo que esperé una genialidad... me encontré con algo muy monótono y poco original u.u
Decepción. Esa es la palabra. Sí.
Y me tomé el tiempo para oírlo tranquilo y atento, no una, sino dos veces.
No niego en absoluto que Skyline sea peor que Dust Lane (creo que tras muchas más escuchas ya puedo asegurar rotundamente que lo es) ni que la música no sirva para cocinar (dirigido con cariño a los lectores Spaam!). Reconozco, además, que mi debilidad hacia Tiersen siempre suaviza mis críticas de sus conciertos o discos.
Lo cierto es que me sigue pareciendo que el producto ofrecido vale la pena aunque no pase a la posteridad como uno de sus mejores trabajos y en ocasiones nos preguntemos si vale la pena que se acerque tanto a Mogwai o a DJ Shadow. Para los incondicionales como yo, creo que quedan razones más que de sobra para huir de la decepción que expresa "Anonymous" y encontrarse cómodo escuchando el disco y disfrutarlo (pero sí: a menudo me salto el "I'm gonna live anyhow" porque Dziga tiene más razón que un santo). ¿Vendrán discos mejores? Seguro. Skyline solo es un eslabón más en una carrera que aún promete dar mucho de sí.
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