Soy un desastre. Pero no es culpa mía. Cada vez que intento realizar alguna operación matemática, acabo por obtener un resultado que no se corresponde con el que aparece en las soluciones. Mi problema es que, cuando los signos negativos deciden jugar al escondite, yo no puedo negarme. Si tras un rato no logro encontrarlos, decido sustituirlos de un modo un tanto despreocupado por los signos "+", mucho más dóciles y menos juguetones. Cuando, tras años y años de aplicaciones sistemáticas y repetitivas, las derivadas me ruegan algo de diversión, no me atrevo a decepcionarlas. Así, encuentro compañeros insospechados a las funciones que derivo y ellas se divierten como nunca al encontrarse al lado de un número o parámetro insospechado. Donde debería haber un "x·y" pongo un "x·z" y entonces la x y la z rien y se cuentan las historias acumuladas durante tanto tiempo (las "z" son muy dicharacheras). Del mismo modo, cuando aplico la regla de la cadena, decido omitir algún elemento que me suplica que le dé algo de descanso. Mientras prosigo mis cálculos, el elemento omitido me agradece mi gesto mientras se tumba discretamente en un rincón de mi mesa. Cuando acabo los cálculos me doy cuenta de que tras todas las partidas de escondite, re-asignaciones de compañero y permisos temporales para descansar, el resultado no se corresponde con lo que la gente seria ha establecido. Dicen que soy un desastre. Pero no es culpa mía.
Je suis un désastre. Mais ce n'est pas ma faute. À chaque fois que j'essaie de faire une opération mathématique, je finis par avoir un résultat différent à celui des solutions. Mon problème c'est que, quand les signes négatifs décident de jouer au cache-cache, je ne peux pas me nier. Si, après quelque temps, je ne suis pas capable de les trouver, je décide de les substituer d'une manière un peu insoucieuse par les signes "+", beaucoup plus dociles. Lors qu'après des années d'applications systématiques et répétitives, les dérivées me font prière de les amuser un peu, je n'ose pas les décevoir. Alors, je trouve des copains inattendus aux fonctions que je dérive et elles s'amusent comme jamais dans sa vie en se trouvant à côté d'un numéro ou paramètre inattendu. Là où il devrait avoir un "x·y" je mets un "x·z" et les x et les z rigolent ensemble et se racontent les histoires cumulées pendant beaucoup de temps (les z son très bavardes). De la même manière, quand j'applique la règle de la chaine, je décide d'enlever un élément qui me fait prière de lui concéder un peu de repos. Tant que je poursuis mes calculs, l'élément omis me remercie en même temps qu'il se couche discrètement dans un coin de ma table. Quand je finis mes calculs, je me rends compte qu'après les cache-cache, les re-allocations de copains et les permissions temporelles pour se reposer, le résultat n'est pas celui fixé par les gens serieux. On dit que je suis un désastre. Mais ce n'est pas ma faute.
Intolerancias
1 month ago
4 comments:
para que luego hablen de la exactitud de los calculos econométricos y lo disciplinaditos que son los numeros y los signos. Ves con cuidado, que si esto te lo hacen los números, no me quiero imaginar como se te pueden descontrolar las letras, y ya no te digo nada de las letras sindicadas en palabras o más allá, en monstruosas frases o, Dios no lo quiera, incluso libros o contextopedias. Cuidadín con las rebeldes, la que se nos viene encima!
Ya te lo dije> "no , no te arrimes a las derivadas", no, no lo hagas... te llevaran por el mal camino....
Álvaro, te pasa con los números lo que a mi con los conceptos abstractos. En mi caso cuando creo haberlos entendido, resulta que no significan con total exactitud lo que pensaba, y vuelta a empezar, a intentar redactar de otra forma, a ver si casa esto con esto y con lo otro y sale algo mínimamente coherente. Ando un poco (bastante) agobiado con el final de curso y con lo del trabajo de investigación. Por ello, aprovecho esta ocasión de solidarizarme contigo (tú, números; yo, conceptos) para enviarte un entrañabilísmo abrazo. A ver si un día dejo los conceptos y otras insignificancias y hago algo verdaderamente importante: escribirte o llamarte. Me imagino que los teléfonos serán los que escribiste en una de las primeras entradas. Desde el pegajoso e insoportable calor del verano trúñico, José-Vicente.
Cualquiera habría dicho que la "z" era más dormilona que dicharachera, pero está visto que, con las matemáticas, ¡nunca se sabe!
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