Wednesday, July 4, 2012

4 de julio


El 4 de julio las calles de Washington se llenan de adornos e indumentarias inverosímiles representando la bandera de los Estados Unidos. La gente pasea orgullosa los colores del país y presume de la independencia y de la libertad ganadas hace más de dos siglos. Y sin embargo ese país que se declaró independiente el 4 de julio de 1776 contenía contradicciones fatales como la esclavitud en el sur que llevaría a una cruenta guerra civil menos de un siglo después. Y los respetables padres fundadores se hacían eco de la visión del momento y proclamaban que los partidos políticos eran facciosos y diabólicos. Y costó más de cinco años lograr que todos los estados firmasen un tratado constitutivo porque las peleas sobre las tierras eran constantes. Y ese tratado fue un desastre que obligó a redactar una nueva constitución menos de quince años después de la declaración de independencia. Y la constitución -todavía vigente- apenas fijó un marco legal para la federación: los estados, en permanente lucha con el gobierno federal y celosos de preservar su independencia y poder, fueron los que modelaron y sentaron las bases del desarrollo económico y político estadounidense durante el siglo XIX.

Los padres fundadores no podían lograr la implantación de una democracia igualitaria porque ni conocían el concepto ni sabían cómo conseguirlo. Dos siglos después tenemos una idea mucho más clara de la democracia que queremos pero seguimos sumidos en la más absoluta de las tinieblas en lo que respecta a los caminos que nos llevan a su implantación y consolidación. Más que fuegos artificiales o himnos con la mano en el corazón, el 4 de julio me evoca la complejidad y la belleza de eso que llamamos desarrollo.

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