Los economistas lo tenemos claro. Apoyándonos en modelos y razonamientos que cuentan con décadas (e incluso algún que otro siglo) de perfeccionamiento y refinamiento, predicamos la reforma del mercado laboral o el cierre de sectores poco competitivos. El argumento suele ser honesto y el objetivo de las recomendaciones siempre es tan prometedor como cómodo de defender: la eficiencia. El problema es que la población perjudicada por este proceso de eficiencia dinámica no lo pasará bien durante el interregno del ajuste y algunos posiblemente nunca logren reinventarse para, al menos, mantener su nivel de vida.
Sospecho que pocos economistas pertenecemos a estos parias del reino de la eficiencia.
Intolerancias
2 months ago
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