Thursday, October 6, 2011

Q

Q estudia un doctorado en los Estados Unidos. Mente ágil, inteligencia diabólica, carácter inquieto, habitualmente jovial...
Este verano viajó a su pueblecito en la Asia profunda con motivo del fallecimiento de su abuela. Los habitantes del pueblo y su familia le recriminaron con cierta dureza que a su edad -¡veintitantos!- no tuviera pareja y no hubiera contraído matrimonio.
Q no puede esconder su preocupación. Lo comenta abiertamente y se fija un objetivo que en ocasiones parece estar repitiéndose de manera casi obsesiva: debe encontrar pareja.
Su inteligencia es la misma. Su mente no ha perdido agilidad y sigue sorprendiendo de vez en cuando con preguntas y reflexiones extremadamente sugerentes y profundas. Pero en las últimas reuniones Q muestra signos de cansancio y de lentitud. Parece sufrir problemas de concentración y su mirada a menudo está ausente y perdida en la pared o en el horizonte que ofrece la ventana de la sala de reuniones. No se sabe lo que le pasa. O tal vez se adivina una respuesta que se prefiere ignorar al parecer tan cruel, tan injusta.

5 comments:

Mia Wallace said...

Anoche, al leer la entrada lo primero que pasó por mi mente no era precisamente alentador.

Es duro tener que lidiar con este tipo de convencionalismos. Aquello que se supone que tenemos que haber hecho o logrado en un determinado momento de nuestra vida. Me fastidia ver como consiguen que se convierta en un problema cuando no lo es. Q ha de entender que tener o no tener pareja (casa, coche, niños... o una vida totalmente definida antes de los 30) no nos define. Ni nos hace quienes somos.

Mia Wallace said...

"que les den" suele ser una frase que a mi me funciona. Ahora bien, no sé como traducirla al inglés o al idioma materno de Q.

maguspe said...

Este poema, que ayudó a Mandela a soportar 30 años de cárcel injusta, puede ayudar a Q a tomar las riendas de su vida. Vida que sólo es suya. La cárcel de las convenciones puede ser una condena más dura que la de Mandela. Pero para salir de ella sólo necesitamos atrevernos a abrir la puerta.
La frase de Mia puede ser un buen comienzo.
INVICTUS
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
William Ernest Henley

INVICTUS
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

Alvagó said...

Habrá que presentar a Q y a Mandela, en efecto...

Mia Wallace said...

No nos vendría mal recordar este poema de Henley más a menudo... "I am the master of my fate:
I am the captain of my soul."