A pesar de participar plenamente en la locura colectiva que cada cuatro o cinco días paraliza el país sobre las ocho y media de la tarde, no puedo resistirme a comentar dos de las cegueras más evidentes provocadas por el mundial de Sudáfrica y el fanatismo futbolero:
1. Las noticias dedican (aún) más tiempo y espacio al mundial y a todo lo que gira a su alrededor. Hay más bien poco más allá del fútbol. Como simple anécdota que sirva de ejemplo a este punto: el gobierno decidió aprobar la reforma del mercado laboral en España el mismo día en que la selección debutaba. Se sabía que era la manera más eficaz de anestesiar el debate y la difusión de las medidas.
2. Los medios de comunicación hacen gala de una fanfarronería y de un fanatismo que rozan lo insultante. España jugó muy mal contra Chile y hubo un vergonzoso pacto (¿tácito?) de no agresión durante los últimos 30 o 35 minutos para mantener el 2-1. El equipo jugó, literalmente, andando. Si Italia hubiera hecho algo parecido, les estaríamos criticando sin piedad durante los próximos cuatro años lamentando el insulto al espíritu del fúbol y a la profesionalidad. Creo que El País dedicó dos ridículas y superficiales líneas de una crónica muy extensa al "conformismo" del equipo. Las alabanzas y los hurras, en cambio, abundaron por doquier.
Me tendré que comprar El fútbol a sol y sombra para reconciliarme un poco con este mundo.
Canción del día/Chanson du jour:
Intolerancias
2 months ago
1 comment:
Bueno, bueno, bueno. Por quitar algo de hierro, España no ha sido el primer equipo de la historia que pasa de ronda con fútbol rácano, ni será el último. A veces me da por pensar que ser un equipo grande tiene mucho que ver con salvar este tipo de situaciones in extremis de manera poco convincente e inmerecida. A la historia me remito.
Con todo, me confieso embriagado de esta fiesta del fútbol que es el mundial más allá de lo razonable. Espero que este martes te unas al clamor borreguil como un 'ejpañó' más, cosa que no dudo harás.
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