La mayoría de las veces las articulamos mecánicamente. A veces, sin embargo, nos paramos a escogerlas cuidadosamente para reflejar los sentimientos más profundos o las ideas más complicadas que habitan en lo más recóndito de nosotros. En ocasiones las palabras nos estallan y nos sorprenden al transportarnos a otros momentos y lugares o nos alivian al exteriorizar nuestras convicciones más auténticas. Construimos puentes y tejemos redes con palabras. Celebramos, lamentamos, explicamos y exorcizamos con las palabras.
Afortunados aquellos que supieron encontrar y compartir sus palabras.
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A la casa de las palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y entonces se relamían o fruncían la naríz. Los poetas andaban en busca de palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían perdido.
En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino…
En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino…
2 comments:
Aún cuando una se sienta cautivada; caiga en sus redes y se pierda en esas telarañas que constituyen las palabras de un libro; de una anotación al margen de una hoja olvidada; de una carta amarillenta y oxidada; de un e-mail perdido en mares azules de redes intangibles. A pesar de todo, he de reconocer que en ocasiones, la ausencia de palabras, ese silencio atronador, puede llegar a expresar tanto o más que un millar de páginas cubiertas de palabras, de símbolos indescifrables vestidos de verde mar.
Me gusta esta fábula (ó cuento)... yo soy uno de esos (no poetas) que anda en busca de palabras que no conocía, y también de aquellas palabras que conocían y habían perdido...
Besazo
Y luego llegó la Policía Nacional, desalojaron la casa de las palabras por ocupación ilegal de la propiedad privada y consumo de sustancias psico-léxicas, un total de quinces poetas resultaron heridos así como dos policías con intoxicaciones leves por la quema de contenedores. Tras una rápida recalificación de los terrenos, en este edificio se ubica una nueva Apple Store.
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