Hace ya casi un año, a propósito de uno de mis primeros comentarios sobre el movimiento neoclásico en economía, comenté lo siguiente en una post-data para la traducción francesa:
"Por otra parte, me gustaría subrayar que no me considero demasiado bien preparado para criticar el movimiento neoclásico. Mientras no logre entender bien sus mecanismos (y Maryland es un lugar excelente para ello) no podré librarme de una cierta sensación de deshonestidad intelectual: la deshonestidad de aquel que critica un método que no domina bien dado que, quizá, teme no ser capaz de hacerlo"
Hace unos días me anunciaron que he aprobado los exámenes en los que me suspendieron en agosto. Sigo en Maryland. Lo logré. No sé si algún día seré capaz de elaborar una alternativa a la sabiduría convencional o simplemente -en un hipotético ejercicio de honestidad intelectual- me rendiré al poderío de su impresionante edificio analítico y a su inmenso rigor dentro de los límites establecidos. Ni siquiera sé si esto es una disyuntiva relevante. Lo que sí que sé es que ahora entiendo muchas cosas mejor y que me he demostrado a mí mismo que soy capaz de sobrevivir en el páramo tecnificado. Quizá me he ganado el derecho a que en el futuro algunos me presten un poco más de atención. Aunque sólo sea un poco.
Imagen: Pablo La Parra Pérez
Il y a presque un an, à propos d'un de mes premiers commentaires sur le mouvement néoclassique en économie, j'ai écrit le post-scriptum suivant:
"Par ailleurs, je voudrais souligner le fait que je ne me considère pas trop bien équipé pour critiquer le mouvement néoclassique. Tant que je ne réussisse pas à bien comprendre ses mécanismes (et Maryland c’est un endroit excellent pour cela) je ne pourrai pas me débarrasser d’une certaine sensation de malhonnêteté intellectuelle : la malhonnêteté de celui qui critique une méthode que ne maîtrise pas bien car, qui sait, peut-être il craigne de ne jamais être capable de le faire..."
Il y a quelques jours on m'a annoncé que j'ai réussi dans les deux examens que j'ai raté en aout. Je continue à Maryland. J'ai réussi. Je ne sais pas si un jour je serai capable d'élaborer une alternative à la sagesse conventionnelle en économie ou, tout simplement -en menant à bien un exercice hypothétique d'honnêteté intellectuelle- je me rendrai à la puissance de son incroyable bâtiment analytique et à sa rigueur immense dans les limites établies. Je ne sais même pas si cette disjonctive est pertinente ou pas. Ce que je sais c'est que maintenant je comprends mieux beaucoup de choses et que je me suis démontré à moi même que je suis capable de survivre dans le désert technique. Peut-être j'ai gagné le droit d'être écouté par certains un petit peu plus dans le futur. Même si ce n'est qu'un tout petit peu plus...
"(...) most relevant topics we study today do not respect the historically grown discliplinary borders, and to make progress one must look beyond one's own narrow point of view". G. Gigerenzer, Gut Feelings
"A person is not likely to be a good political economist who is nothing else" J. S. Mill
"Nobody can be a great economist who is only an economist -and I am even tempted to add that the economist who is only an economist is likely to become a nuisance if not a positive danger" F. A. Hayek.
Una de las cosas que más me preocupan y me deprimen en las ciencias sociales son las muestras de soberbia y autismo a la hora de relacionar la disciplina en la que uno trabaja con el resto de ciencias sociales. Esta soberbia y autismo son, en realidad, las dos caras de la misma moneda y creo que apuntan hacia uno de los problemas más grandes a los que se enfrenta la investigación hoy en día: la excesiva especialización y la falta de búsqueda de un conocimiento más rico y universal. Antes de entrar en detalles y ofrecer algunas ideas que, en mi opinión, contribuirían a mejorar nuestra situación, me gustaría explicar lo que entiendo por "soberbia" y por "autismo". Creo que la soberbia aparece cuando se sostiene que la ciencia social que uno estudia es la clave para entender la sociedad actual y las relaciones que se dan en ella. Aunque no faltan los ejemplos de orgullosos economistas que despliegan sin vergüenza un imperialismo económico que encajaría perfectamente en esta definición, no creo que este vicio sea exclusivo de la Economía. Así, por ejemplo, August Comte, fundador de la Sociología y del positivismo, consideraba que la Sociología era la reina de las ciencias. Con el tiempo se ha dado una curiosa inversión en la relación de fuerza entre Economía, Sociología y el resto de disciplinas. Me temo que pocos recuerdan hoy en día los delirios "imperialistas" de Comte y muchos son los que ahora se inclinan por la idea contraria según la cual la Economía debe ocupar el trono de las ciencias sociales. No se acaban aquí los ejemplos. Desde un punto de vista más personal, a menudo he tenido la oportunidad de hablar con historiadores. De manera recurrente, aparece la idea de que la historia es la clave para entender nuestra sociedad. El autismo, por su parte, se da cuando una determinada disciplina vive de espaldas a las aportaciones provenientes del resto de campos del saber. Esta actitud es especialmente grave en el caso de las ciencias sociales dado que, al contrario que la Biología o la Física, la interrelación entre los aspectos económicos, sociológicos, psicológicos o históricos es total. La belleza y el gran desafío de las ciencias sociales radica en la inmensa complejidad de su tema de estudio: la sociedad, las interrelaciones que se dan en ella y el estudio de las distintas facetas y comportamientos del individuo en sociedad. Faltos de experimentos y regularidades que permitan llegar a conclusiones y resultados como los que pueden alcanzarse en las ciencias naturales, el científico social debe hacer frente a un reto deliciosamente complejo. En este sentido, el propio Einstein llegó a afirmar que "La Política es más difícil que la Física". El autismo en ciencias sociales se ve reforzado por las fuertes divergencias metodológicas y de lenguaje entre las diferentes disciplinas. En efecto, el lenguaje utilizado por la mayoría de economistas en sus trabajos académicos (muy analítico y fuertemente matematizado) choca fuertemente con el carácter discursivo de los historiadores, antropólogos, psicólogos o sociólogos. De nuevo, aunque muchos denuncien con razón el autismo de la Economía, me temo que el vivir de espaldas al resto de avances en las otras disciplinas no es algo exclusivo de una ciencia social en particular. Como economista, ya he sugerido hasta qué punto he sufrido en el seno de mi disciplina los dos defectos que acabo de esbozar. Quizá Robert Heilbroner expresó mejor que nadie en su libro The Worldy Philosophers una parte importante de estos problemas cuando, a propósito del nacimiento del movimiento marginalista en Economía, nos dice que "de repente, el capitalismo ya no se veía como un vehículo social bajo tensiones constantes sino como un modo de organización estático, más bien ahistórico". Esto marca el inicio de una progresiva especialización de la Economía que se vio acompañada de un alejamiento cada vez mayor del resto de disciplinas. A estas alturas, creo que mi proposición no debería sorprender a nadie: los estudiantes de ciencias sociales deberían recuperar un cierto "universalismo" en su conocimiento. Años de especialización y tecnificación crecientes nos han hecho creer que este proyecto es utópico y poco realista. La sabiduría popular tampoco nos ayuda en nuestros propósitos cuando, a través del refranero, se nos dice que "el que mucho abarca poco aprieta" o "aprendiz de todo, maestro de nada". También es común encontrarse con la objeción de que un conocimiento universal era posible en el marco del hombre renacentista pero que, dado el complejo desarrollo actual de las ciencias sociales, es imposible abarcar hoy en día todo el conocimiento acumulado en las distintas materias. No niego parte de verdad a los argumentos que acabo de esbozar, pero creo sinceramente que todo proyecto de estudio centrado únicamente en una ciencia social está condenado al fracaso y a ofrecer una visión y entendimiento pobres y erróneos de la realidad social. No existe la clave para entender nuestra realidad social y las complejas relaciones que se dan en ella. Todas las ciencias aportan elementos importantes y enriquecedores que permiten un mejor conocimiento y comprensión de la realidad. Por último, a veces se me ha reprochado que mis ideas implican un esfuerzo enorme y una dedicación excesiva. "¡¿Cómo?!, ¿añadir aún más materias a la carrera universitaria?, ¡si ya estamos saturados!". Al margen de que creo que sería posible sustituir algunas de las asignaturas existentes, ofreceré una respuesta más directa, estoica y seguramente menos elegante a esta objeción: estudiar y entender requieren una gran cantidad de tiempo y de esfuerzo. El estudiante en ciencias sociales debe estar dispuesto a aceptar este inmenso desafío. Pasando a un terreno más práctico, ¿qué medidas concretas podrían plantearse? Ahí van algunas sugerencias: - Fomentar el contacto entre departamentos en el seno de la universidad y la investigación interdisciplinar. La organización de seminarios en los que se reúna a investigadores de dos o más disciplinas puede ser muy útiles para confrontar las visiones de temas enfocados y estudiados desde diferentes perspectivas y mostrar a los alumnos las diferentes maneras de enfocar un mismo problema. - Retomar las asignaturas comunes en los primeros años de estudios universitarios. Esto no es nada novedoso. Si no me equivoco, hay universidades en España (la Carlos III en Madrid, por ejemplo) que mantienen ciertas asignaturas comunes en los primeros años de estudio en Ciencias Sociales y Humanidades. - Reforzar el conocimiento del lenguaje matemático en la educación media y superior. A pesar de considerarme un hombre "de letras" reconozco que hay un sesgo importante en nuestra mentalidad en contra de la educación matemática. Escribir con faltas de ortografía se considera, con razón, inaceptable, pero no saber dividir o no tener ni idea de lo que es una función es una laguna en el conocimiento que se tolera con sorprendente facilidad y ligereza. La educación media y, en menor medida, la superior, deberían reforzar el conocimiento elemental en Matemáticas y otras ciencias (Física, Química...) para todos los alumnos. Las ventajas de esto son múltiples: se refuerza un conocimiento necesario para la cultura del futuro investigador, se ataca directamente el problema de autismo descrito anteriormente al hacer más comprensible el lenguaje utilizado por muchos economistas y, sobre todo, se evita que la economía aparezca sistemáticamente como una ciencia oscura e incomprensible para el común de los mortales. El oscurantismo en el lenguaje -verbal o matemático- a menudo sólo responde a un intento de camuflar y aislar de toda crítica ideas simples pero descaradamente interesadas y discutibles. Estas tres medidas apuntan, de manera directa y más bien simple, hacia tres niveles fundamentales de la educación del futuro investigador: post-grado, licenciatura y educación media. Acabemos con un apunte optimista. Hay gente que parece compartir la idea fundamental que acabamos de exponer. Del mismo modo que he utilizado el ejemplo de la Economía como paradigma de cerrazón y oscurantismo, me parece justo resaltar que hay economistas que luchan activamente por una apertura de la disciplina y por una mayor modestia en sus objetivos. Así, por ejemplo, Heilbroner y Milberg en La crisis de visión en el pensamiento económico moderno nos emocionan al afirmar que "el desafío consiste en la exigencia ineludible de que la economía se contemple a sí misma como una disciplina más estrechamente aliada con el conocimiento impreciso de las intuiciones políticas, psicológicas y antropológicas que con el exacto conocimiento científico de las ciencias físicas. En realidad, el desafío de hecho exige que la economía se reconozca a sí misma como una disciplina que sigue la estela de la sociología y de la política en lugar de liderarlas orgullosamente". ¿Alguien más está dispuesto a unirse al gran desafío social-universalista?
L'une des choses qui me préoccupent et me dépriment le plus dans les sciences sociales sont les manifestations de superbe et autisme à l'heure de mettre en relation la discipline dans laquelle on travaille avec le reste des sciences sociales. Cette superbe et autisme sont, en réalité, les deux faces d'une même pièce et je crois qu'ils montrent du doigt l'un des plus grands problèmes auxquels la recherche doit faire face dans nos jours: la spécialisation excessive et le manque de recherche d'une connaissance plus riche et universelle. Avant de rentrer dans les détails et d'offrir quelques idées qui, à mon avis, aideraient à améliorer notre situation, je voudrais expliquer ce que je veux dire quand je parle de "superbe" et "autisme". La superbe apparait quand l'on défend que la science sociale que l'on étude est la clef pour comprendre notre société et les relations qui se produisent dans elle. Les exemples d'économistes orgueilleux de l'impérialisme économique sont bien nombreux, mais je ne pense pas que ce soit un vice exclusif de l'Économie. Ainsi, par exemple, , August Comte, père fondateur de la Sociologie et du positivisme, considerait que la Sociologie était la reine des sciences. Avec le temps il s'est produit un renversement des relations de force entre Économie, Sociologie et le reste de disciplines. Je crains qu'aujourd'hui peu de gens se souviennent des délires "impérialistes" de Comte et que nombreux d'entre nous son enclins à défendre l'idée contraire selon laquelle c'est à l'Économie d'occuper le trône des sciences sociales. Les exemples ne s'arrêtent pas ici. D'un point de vue davantage personnel, j'ai souvent eu l'opportunité de discuter avec des historiens. De manière récurrente, il apparait l'idée que l'Histoire est la clef pour comprendre notre société. L'autisme, de son côté, se donne quand une discipline ignore les contributions en provenant du reste des champs du savoir. Cette attitude est spécialement regrettable dans les sciences sociales étant donné que, au contraire que la Biologie ou la Physique, l'interrelation entre les aspects économiques, sociologiques, psychologiques ou historiques est totale. La beauté et le grand défi des sciences sociales se trouve dans l'immense complexité de son sujet d'étude: la société, les interrelations sociales et l'étude des différents aspects et comportements de l'individu en société. Ne pas ayant les expériences de laboratoire et les régularités qui permettent d'atteindre des conclusions et des résultats comme ceux qui se donnent dans les sciences naturelles, le scientifique social doit faire face à un défi délicieusement complexe. Dans ce sense, Einstein a affirmé que "La Politique est davantage compliqué que la Physique". L'autisme en sciences sociales est renforcé par des fortes divergences méthodologiques et de langage entre les disciplines. En effet, le langage utilisé par la plupart des économistes dans ses travaux académiques (très analytique est fortement mathématisé) est très différent du caractère discursif dans le "mainstream" des historiens, antropologues, psychologues ou sociologues. Encore une fois, même si certains ont raison à dénoncer l'autisme de la Économie, je crains que le fait d'ignorer les avances des autres disciplines n'est pas exclusif à une science sociale en particulier. En tant que économiste, j'ai déjà suggéré à quel point j'ai subi au sein de ma disciplina les deux défauts que je viens d'ébaucher. Peut-être Robert Heilbroner a été le meilleur a exprimer une partie de ces problèmes quand, dans son livre The Worldy Philosophers nous dit à propos de la naissance du mouvement marginaliste en Économie: "soudain, le capitalisme n'était plus vu comme un véhicule social assujetti à des tensions constantes, mais comme un mode d'organisation statique, plutôt ahistorique". Cela marque le début d'une spécialisation progressive en Économie qui a été accompagné d'un éloignement de plus en plus grande vis-à-vis le reste de disciplines. En ce moment, je pense que ma thèse centrale ne devrait surprendre personne: les étudiants en sciences sociales devraient récupérer un certain "universalisme" dans sa connaissance. Des années de spécialisation et complexité technique croissante nous ont fait croire que ce projet est utopique et peu réaliste. Il est aussi commun de retrouver des objections soulignant qu'une connaissance universelle était possible dans le cadre de l'homme de la renaissance mais que, étant donné le complexe développement des sciences sociales, il est impossible de recouvrir tout la connaissance cumulée dans les différentes matières. Je ne nie pas une partie de vérité a ces arguments, mais je suis tout à fait convaincu que tous les projets d'étude centrés uniquement sur une science sociale sont voués à l'échec et à offrir une vision et compréhension pauvres et faux de la réalité sociale. Il n'existe pas la clef pour comprendre notre réalité sociale et les relations extrêmement complexes qui s'y produisent. Toutes les sciences apportent des éléments importants et enrichissants qui permettent une meilleure compréhension et connaissance de la réalité. Finalement, parfois on m'a reproché que mes idées impliquent un effort énorme et une engagement excessif: "Comment ça?! Rajouter des nouvelles matières? Nous sommes déjà saturés!". En laissant de côte la possibilité (très raisonnable) de changer certaines des matières qui s'étudient aujourd'hui, j'offrirai une réponse davantage directe, stoïque et surement moins élégante à cette objection: l'étude et la compréhension ont besoin d'une grande quantité de temps et d'effort. L'étudiant en sciences sociales doit être prêt à accepter un tel défi. Glissons-nous dans un terrain davantage pratique. Quelles mesures concrètes pourrions-nous suggérer? Voici quelques unes: - Encourager le contact entre départements au sein de l'université et la recherche interdisciplinaire. L'organisation de séminaires qui réunissent à des chercheurs dans deux ou plus disciplines peut être très utile pour confronter des visions portées sur des sujets analysées différemment et montrer aux étudiants d'autres manières d'aborder un même problème. - Récupérer les matières communes dans les premières années d'études universitaires. Cela n'a rien de nouveau. Si je ne me trompe pas, il y a des universités en Espagne (la Carlos III de Madrid, par exemple) qui conservent certaines matières communes pour les premières années d'études en sciences sociales et humanités. - Renforcer la connaissance du langage mathéamtique dans l'éducation secondaire et supérieure. Malgré me considérer un homme "de lettres", j'avoue qu'il y a un biais très importante dans notre mentalité contre l'éducation mathématique. Écrire avec des fautes d'ortographe est considéré, à juste titre, inacceptable, mais ne pas savoir diviser ou ignorer complètement qu'est-ce que c'est une fonction est une lacune toléré avec trop de facilité et légèreté. L'éducation secondaire et, dans une moindre mesure, la supérieure, devraient renforcer la connaissance en Mathématiques et d'autres sciences (Physique, Chimie...) pour tous les élèves. Les avantages de cela sont multiples: on renforce une connaissance nécessaire pour la culture du future chercheur, on attaque directement le problème de l'autisme décrit plus haut étant donné qu'on rend davantage compréhensible le langage de beaucoup d'économistes et, surtout, on évite que l'économie apparaisse systématiquement comme une science obscure et incompréhensible pour le commun des mortels. L'obscurantisme dans le langage -verbal ou mathématique- ne répond souvent qu'à un essai de cacher et isoler des critiques des idées simples mais tout à fait intéressées et discutables. Ces trois mesures s'attaquent, de manière directe et plutôt simple, aux trois niveaux fondamentaux de l'éducation du futur chercheur: doctorat, licence et éducation secondaire. Finissons avec une note optimiste. Il y a des gens qui partagen l'idée fondamentale que nous venons d'exposer. De la même manière que j'ai souvent utilisé l'exemple de l'Économie comme paradigme de fermeture et obscurantisme, il me semble juste de souligner qu'il y a des économistes qui se battent activement pour une ouverture de la discipline et pour une modestie plus grande dans ses buts. Ainsi, Heillbroner et Millbert nous émouent en affirmant que "le défi est donné par l'exigence inéluctable que l'économie se voit à elle-même comme une discipline plus étroitement liée aux connaissances imprécises des intuitions politiques, psychologiques et anthropologiques qu'avec la connaissance scientifique des sciences phyisiques. En réalité, le défi de fait exige que l'économie se reconnaisse elle-même comme une discipline dans le sillage de la sociologie et de la politique au lieu de les commander orgueilleusement". Quelqu'un est prêt à rejoindre le grand défi social-universaliste?
Miren bien estas ocho caras porque ellos son los que durante las próximas dos semanas decidirán si el terreter se queda en América o por el contrario debe buscar suerte en algún otro lugar.
Regardez-bien ces huit figures car ils sont ceux qui, au long des deux semaines à venir, décideront si je reste à Maryland ou je dois tenter ma chance ailleurs.
- Escribo desde el aeropuerto JFK de NYC (la avalancha de iniciales indica que ya estoy en territorio yanqui) sin saber muy bien la hora y el día que es. He dejado tras de mí más de nueve o diez horas de avión repartidas en dos viajes y he cruzado de lado a lado el Atlántico. Me quedan cuatro horas de espera hasta el avión a Washington DC y hora y pico de vuelo. Creo que lo de leer apuntes en el aeropuerto va a quedarse para otro momento en que mi cerebro no esté pidiendo a gritos algo de tranquilidad. - La máquina que tengo detrás de mí vende libros como si fuesen chocolatinas. No sé si la pena que he sentido por los libros es debida a un elitismo rancio, a un conservadurismo literario que me desconcierta o a un romanticismo trasnochado para el que tampoco encuentro una argumentación convincente. - La música me ayuda a establecer puentes entre las dos realidades que se solapan atropelladamente en estos momentos: España y los Estados Unidos. Los acordeones, las trompetas, los violines y las voces que me son tan familiares me recuerdan que, finalmente, hay cosas que no cambian en uno y otro lado del Atlántico. Los signos de continuidad son más bienvenidos que nunca. La chica de al lado sorbe su vaso de café Starbucks mientras yo miro con un punto de nostalgia el turrón que asoma por mi mochila. - Me siento increíblemente privilegiado por estar rodeado de la gente a la que conozco en España y en Europa. Aquellos que siempre están ahí. A todos aquellos cuya compañía he podido disfrutar en esta –cortísima- estancia, muchas gracias. A todos aquellos (mucho más numerosos, me temo) a los que no he podido ver, les emplazo a una quedada veraniega mucho más tranquila y relajada de las que he podido organizar ahora. Bien mirado no queda tanto para junio, ¿no?