La conferenciante interrumpió el agradable paseo en el que se había convertido nuestra entrevista, me miró y preguntó con tono sorprendido "¿El ejército realmente era un agente político de primer orden durante la II República?"
Entonces me convencí de que tal vez sí que tengo algo que contar y de que los modelos de desarrollo y cambio institucional sobre los que a menudo nos basamos de manera implícita son, cuanto menos, sorprendentes.