Messi ya ha culminado el empeño del Barcelona en recuperar la grandeza deportiva. Ahora solo falta que Guardiola haga lo propio en su empeño de implantar esa narcisista grandeza moral que obliga a preocuparse única y exclusivamente de uno mismo despreciando las paranoias conspirativas y los complejos de inferioridad. Y eso puede ser incluso más difícil que marcar 234 goles. La persistencia en la historia puede ser muy jodida.
Desde el rincón del salón observó su rostro con detenimiento. Los estragos de la batalla aún se reflejaban en su mandíbula ligeramente apretada y en la mirada perdida que no encontraba fuerzas para concentrarse en ninguna lectura o programa de la televisión. Comprobó que el tiempo había hecho mella en sus facciones: su nariz y sus orejas se habían agrandado notablemente, las sonrisas y las muecas habían dibujado sus surcos aquí y allá y donde antaño había lucido pelo castaño, casi rubio, ahora abundaban las canas y se vislumbraba una incipiente calvicie. El recuerdo de tantos años juntos le dibujó una leve sonrisa en sus labios y la convenció de lo absurdo que era prolongar más esa situación que sin saber muy bien cómo había derivado en en una discusión desagradable y enconada. Tras tantos años juntos se había convencido de que si bien había mucho de verdad en lo de "violence brings more violence and liars bring more lies" lo contrario no era menos cierto y podía ser incluso más poderoso. Con la sonrisa aún en sus labios, se levantó, recorrió lentamente la distancia que los separaba y le tendió la mano.
El día es más bien desagradable y en casa se está bien. ¿Quién tendría ganas de tomarse la molestia de ir el gimnasio? Sin embargo, ya sea por rutina, por motivos científicos-psicológicos (uno ha leído algo sobre el deporte, la quema del azúcar y las endorfinas) o por ambición pura y dura, de repente uno se encuentra mirando los controles de una cinta de correr enfundado en su camiseta, pantalón corto y zapatillas deportivas. Por delante, un mundo.
Empezar es quizá lo más duro. El cuerpo sufre para adaptarse y las piernas se quejan pronto. Un, dos, un, dos. El sudor empieza a caer por la cara a los pocos minutos y hace presagiar que esto será duro. Puede que incluso más duro de lo previsto. Un, dos, un dos... hay que pillar el ritmo ¿Cuánto se supone que iba a durar la broma? ¿45 minutos? Uf. Si se logra llegar a 40 ya debería estar satisfecho. Quizá incluso 30 ya sería un éxito. El artículo que leí el otro día decía que... déjalo... un, dos, un dos...
La gente alrededor empieza a abandonar las cintas. Otros llegan y se van mientras el cuerpo sigue el rimo machaconamente Se está alcanzando el punto de automatización máxima. Mente casi en blanco y todas las energías del cuerpo entregadas a la causa. Un, dos, un dos. En efecto, esto es duro y pesado. Uno se siente solo y un poco cansado de uno mismo mientras mira sin ver su propio reflejo en el cristal de enfrente.
Llegados a este punto ya no se es consciente de lo que se está haciendo. ¿Cuánto ha durado esto?, ¿cuánto queda? ¿20 minutos aún? Decididamente llegar a los 30 minutos ya sería un logro. De repente el cronómetro se acerca a esa marca y entonces el pensamiento llega casi sin quererlo: puede merecer la pena llegar a los 40 minutos de rigor. Pero 40 y punto. Lo de los 45 quedará para mejor ocasión. Sudor, reflejo, ritmo, automatización, concentración, un, dos, un, dos... ritmo, ritmo.
En 5 minutos (300 segundos pero debería de dejar de hacer esos cálculos porque seguro que eso consume energía y no estamos para despilfarros) llegarán los benditos 40. ¡Ya casi está! ¿quién lo iba a decir? Ahí están los últimos segundos. De repente la idea nos asalta. ¿Se podría seguir? Una breve consulta a las piernas confirma que todavía hay algo de fuerzas. Ay. Vamos allá. Ay, ay. Un, dos, un dos...
Se acabó. 45 minutos. Uno baja aún aturdido pero con una sensación de plenitud y de felicidad desbordada. Los científicos dirán que son las endorfinas esas. Yo creo que lo que ocurre es que con un equipo así y con tan buena preparación es complicado no hacer un buen papel y sentirse contento.
Canción del día / Chanson du jour El moment que mai surt a les cançons by Mishima on Grooveshark