Sunday, August 17, 2014

Salt Lake City

Recobro viejas sensaciones: las del recién llegado que mira a todos los lados con una mezcla de entusiasmo, intimidación y curiosidad; las del nuevo vecino que se pregunta cual de los rincones -ahora nuevos e impersonales- se convertirá en uno de los símbolos del día a día, en signo reconocible de seguridad y familiaridad.

Está claro que Salt Lake City es otra cosa. Calles que son más bien autopistas, casas bajas y, sobre todo, espacio, mucho espacio. Un amigo que pasó sus batallas doctorandas en la costa oeste estadounidense exclamó al conocer mi rincón washingtoniano "¡Tú no has vivido en los Estados Unidos!". Salt Lake City parece acudir rauda y veloz a solventar ese déficit en mi experiencia americana. En ocasiones parece que la ciudad es un proyecto inacabado, un embrión de algo más grande y prometedor o, siendo algo más crueles, un "quiero y no puedo": el sistema de bicis público apenas cubre unas cuantas cuadras del centro de la ciudad) aunque existen proyectos para crear más de 100 kilómetros adicionales de carril bici, el transporte público (aunque relativamente utilizado) apenas puede paliar la sensación de inmensidad y dispersión que hace del coche un accesorio casi esencial... en efecto: ya puedo decir que he vivido en los Estados Unidos.

Doy mis primeros pasos por unas calles que aún conservan el verde de la primavera y donde el sol -duro, seco- hace honor al calendario. Nadie se engaña, en todo caso: en octubre o noviembre el paisaje adoptará su versión más blanca y dura que seguramente no abandonará hasta abril, tal vez mayo.

Los mormones llegaron allá por 1847 a este valle con la fe y esperanza de establecer el reino de Dios en estas montañas recónditas del oeste americano. Ni el duro invierno, ni las plagas, ni las innumerables penurias que atravesaron en sus primeros años de asentamiento quebrantaron su ánimo para seguir abriéndose paso en su particular empresa. Ese optimismo y confianza casi ilimitados conforman mi primer nexo de unión y simpatía hacia mis nuevos vecinos.