Sunday, January 9, 2011

Ecología política, alienación y falsas necesidades: un comentario

Tras leer con inmenso interés los comentarios a la entrada anterior, intenté pensar en algunas posibles réplicas entre paseos después de la comida, preparación de las clases y carreras por el gimnasio. El problema es que una vez más subestimé el poder de los comentarios y de la generosidad de aquellos que de vez en cuando se pasean por este blog. Al margen de dedicar una entrada completa a mi "réplica" (un modo como otro cualquier de dar rienda suelta mi tendencia a alargarme más de la cuenta), me veo obligado a renunciar a una respuesta plenamente detallada a cada uno de los aspectos que se han mencionado. Aún así, las respuestas recibidas trazan una línea argumental preci(o)sa para abordar sin complejos muchos de los cabos sueltos de la entrada original. Vamos allá.
Salir del abstracto mundo de las denuncias teóricas y generales siempre es una práctica desagradecida y arriesgada. Las grandes proclamas y los ambiciosos planes de cambio pueden perder parte de su grandilocuencia cuando toca pasar al terreno de lo práctico y de las aplicaciones a nuestro día a día. El lector puede sentir cierta desilusión cuando comprueba que los rimbombantes enunciados de principios de los que se partía encuentran su reflejo en acciones mundanas y de efecto a menudo modesto y, en ocasiones, incluso incierto. Y sin embargo esta aplicación práctica es tanto o más necesaria que la denuncia teórica de la que se parte. No sólo porque una teoría sin aplicación práctica sería un absurdo ejercicio de retórica (o un paper destinado a Econometrica), sino también porque la praxis contribuye a hacer más transparentes las ideas principales y favorece un debate más amplio e informado al hacer más comprensible los objetivos que se persiguen. En este sentido, las batallas del autoproclamado gobernante Omar están llenas de sentido y son plenamente coherentes con las ideas que subyacen a mi entrada. No sólo porque el ahorro energético es uno de los muchos desafíos que hay que afrontar para reducir nuestra alarmante huella ecológica, sino también porque este tipo de medidas constituye lo que podríamos llamar medidas medioambientales Pareto-eficientes: la mejora medioambiental se acompaña de un beneficio económico (menor factura de la luz) y, por lo tanto, son un primer punto ideal para iniciar los puntos de un programa efectivo y libre de elitismos u oscurantismos. Todos ganamos con estas medidas (menos, claro está, los productores de bombillas: esos precursores de la diabólica obsolescencia programada tal y como se explica en el magnífico documental recomendado por Caterina, otra de las isleñas a la que habrá que seguir de cerca).
Por desgracia, aunque esto sea un buen primer paso, las políticas derivadas de la ética ecologista no podrán reducirse al grupo de medidas pareto-eficientes en la que todos somos felizmente más verdes sin cambiar sustancialmente nada en nuestro modo de vida actual. Nada nuevo bajo el sol, claro. Dziga pone el dedo en la llaga cuando pregunta por los individuos que optan autónoma y conscientemente por un comportamiento insostenible. Evidentemente la autonomía no puede constituir un punto y final en nuestra discusión. La ecología política requiere una ética de la responsabilidad a la Jonas que seguramente precisará, como mínimo, de algunos incentivos económicos y de regulación mientras comprobamos si la crisis económica o el debate ciudadano llevan a un cambio de mentalidad que fije los límites de tolerancia para nuestras sociedades. Algunos pensarán que romper con la obsolescencia programada y con el resto de manifestaciones de un sistema que profundiza en angustias y actitudes insostenibles requiere una salida del capitalismo. Puede ser. Puede que no tanto, después de todo. De momento creo que se han sugerido vías de acción tan necesarias como factibles en el corto plazo para iniciar YA un camino que no admite más demoras y que quizá nadie puede decir a ciencia cierta dónde nos lleva. Pero no nos angustiemos más de la cuenta por esto: el rol de las "unintended consequences" no es nada nuevo en nuestras sociedades (y en ocasiones estas consecuencias inesperadas han tenido resultados sorprendemente buenos).
El popperiano Quinlan apunta, como de costumbre, en otra dirección tan acertada como necesaria para entender mejor el terreno en el que nos estamos moviendo y ser bastante más cautos en nuestros desvaríos. De hecho, hace tiempo que una idea similiar me ronda por la cabeza: el gran éxito y la gran dificultad a la que nos enfrentamos son en realidad las dos caras de la misma moneda. Durante casi toda la historia documentada, el nivel de vida de las sociedades humanas se ha mantenido en un nivel constante y bajo. Sólo a partir de 1840-50 una parte del mundo empezó a gozar de un incremento sostenido del ingreso per cápita. Los mercados, la división del trabajo y el progreso tecnológico (y sí: el Estado y unos sistemas políticos cada vez más abiertos) jugaron un rol crucial en este sorprendente despegue. Tras miles de años luchando por escapar de un nivel de vida con tendencia al estancamiento y en niveles claramente bajos (aunque no necesariamente de subsistencia), las mismas fuerzas que han propiciado avances sin precedentes para algunos, nos ponen ante un desafío ecológico que se encuentra con el escollo de una mentalidad de acumulación naturalmente forjada durante siglos de lucha contra la miseria. Por puro respeto al lector (y a mis fuerzas para redactar) no me meteré -por ahora- en la crítica epistemológica de Quinlan. De momento, sólo dejaré constancia de que frente a la postura del venerable Popper, a mí me atraen más las definiciones de ciencia de las entrañables economistas transexuales.
Puede que al final todas estas reflexiones y divagaciones de ingeniería social resulten mortalmente aburridas, pretenciosas, irresponsables o irrelevantes (y tal vez todo a la vez) para un Quinlan o un Wallis cualquiera que no hacen más que pensar cómo la historia está llena de profetas y planificadores sociales que se dan de morros contra la imprevisible complejidad de nuestras sociedades. Entonces yo me me limitaré a contestar que en realidad yo sólo aspiro a planes quinquenales que acaban conmigo luciendo una corbata de colores crudos en un bar de Barcelona mientras pido la carta en un bar (vegetariano) de menús y que yo me entiendo y que aquí paz y después gloria.

Friday, January 7, 2011

Ecología política, alienación y falsas necesidades

Mientras leo Philosophie de l'écologie politique de Eva Sas me reafirmo en mis afinidades e identifico más claramente mis fuentes de dudas y de crítica.
Me siento plenamente identificado con los problemas ecológicos que nos acucian y que constituyen el punto de partida de la teoría. También comparto la idea de que la ecología no puede enfocarse desde una perspectiva únicamente medioambiental bajo riesgo de caer en algo vacío, inconsistente o abierto a derivas antidemocráticas (ecofascistas, Illich dixit). La ecología debe insertarse en el seno de una teoría político-filosófica que, de manera bastante natural, nos lleva a situar a la autonomía del individuo en el centro del debate. También me reafirmo en que este protagonismo de la autonomía y de la libertad real de las personas obliga a potenciar la esfera de las actividades autónomas como alternativa a las dos dimensiones a las que tradicionalmente se ha reducido la discusión: estado y mercado. Esta preocupación por la autonomía creo que proporciona un fundamento sólido para medidas como la renta básica que, si bien tal vez no pueden ser un objetivo inmediato, deben constituir una importante guía para nuestros esfuerzos y luchas en el terreno de las políticas económicas y sociales.
No puedo sin embargo reprimir un sentimiento de preocupación o incomodidad cuando me reencuentro con la crítica del capitalismo y del mercado basado en la creación de falsas necesidades y en la alienación del individuo.
"L'écologie politique inscrit ainsi sa vision de l'homme dans la lignée de la pensée 68: l'être humain ne peut être réduit à un producteur-consommateur, il est d'abord un être unique doué de désirs et de créativité. Il faut donc le libérer des contraintes qu'il se crée sans en avoir conscience, pour qu'il puisse se consacrer aux autres dimensions de son être. Il faut également qu'il se libére de ses faux besoins, sans cesse renouvelés, auxquels il consacre une partie significative de son temps éveillé" (p. 48, el subrayado es mío).
Vemos que en esta cita la autonomía del individuo se defiende en contraposición a la alienación y la creación de falsas necesidades.
La ecología política tiene futuro en la medida en que sea capaz de presentar convincentemente sus ideas y las políticas que de ellas se derivan. Mi experiencia me sugiere que los argumentos esbozados en la cita provocan una lógica desconfianza entre el público no convencido. Adoptar una posición "mesiánica" (libérate de la alienación que sufres) o sugerir que el individuo es víctima inconsciente de oscuras fuerzas manipuladoras (tus necesidades son creadas) genera una reacción de rechazo instintivo en el interlocutor. Y esto me parece muy comprensible, por cierto. Mi preocupación, además, va más allá de las reacciones instintivas o de orden puramente pragmático a la hora de exponer las ideas y aumentar sus posibilidades de ser aceptadas. Aunque siento simpatía por la tesis de las necesidades creadas (ya presente en la obra de economistas por los que siento gran cariño como, por ejemplo, Galbraith), reconozco que réplicas como las de Hayek nos obligan a ser cautos en este punto y a no depender más de la cuenta de este argumento. Quizá haya mucha tela que cortar allí donde una parte de la izquierda da por sentado la validez del adjetivo "falso" o "artificial" para denigrar el estatus de las necesidades o preferencias de las personas.
Debo decir que la intuición principal que subyace en estos conceptos me parece correcta -el modelo de crecimiento y acumulación material ilimitados de nuestras sociedades "desarrolladas" no es ni sostenible, ni aceptable, ni justo- pero creo que es importante basar la crítica y las alternativas en argumentos distintos y seguramente más consistentes. La crítica existencialista de Arnsperger -mostrando el sinsentido de basarnos en la satisfacción de unas necesidades y deseos materiales infinitos e incapaces de acabar con nuestras angustias- pueden suponer un buen punto de partida. Hacer posible el desarrollo de actividades autónomas menos intensivas en recursos naturales, puede ser otra interesante pista para proseguir nuestro camino de manera abierta y respetuosa con la infinita gama de opciones de realización personal.
Al fin y al cabo, la ecología política me parece demasiado sugerente, estimulante y prometedora como para dejarme intimidar más de la cuenta por mis dudas y reticencias ante tal o cual detalle en su argumentación. Continuons, alors.

Canción del día / Chanson du jour
Chinese Man - More by Topete

Thursday, January 6, 2011

Beirut

Aux armes, mes frères. It's been a long time since I've seen you smile mais ce sourire des dimanches reste là pour ceux qui y croient, pour ceux qui, malgré tout, continuent à marcher à la recherche des breathtaking sunsets et des retrouvailles avec leurs espoirs et leurs rêves. On continue.

BEIRUT _ CHEAP MAGIC INSIDE from Vincent Moon / Petites Planetes on Vimeo.