Saturday, May 29, 2010

Amnesty International Report 2010

Antes de que empiece el mundial de fútbol y el nivel de chauvinismo se dispare hasta niveles insoportables, sugiero la lectura de la sección que Amnistía Internacional dedica a nuestros países en su informe anual. Es una prevención sana y muy recomendable.
Avant que le Mondial de foot commence et le nationalisme atteigne des niveaux insupportables, je vous suggère de lire la section que Amnesty International dédie à nos pays dans son rapport annuel. C'est une prévention saine et très recommandable.

Tuesday, May 25, 2010

El combate cotidiano

Hace dos semanas decidí empezar a comprar las verduras en un pequeño mercado de agricultores que se organiza cada sábado por la mañana a unos veinte minutos de mi casa. Tal vez influido por mis recientes relecturas de André Gorz o quizá por un sentimiento de revuelta interior que tiende a aparecer periódicamente, sentí que la experiencia fue sorprendentemente positiva. Desde que llegué a los Estados Unidos adopté la costumbre de hacer la mayoría de mis compras por internet (algo muy común entre los estudiantes de doctorado y especialmente entre los que viven en el no man's land de College Park). Hay que reconocer que el servicio funciona extremadamente bien y es increíblemente rápido (y cómodo): todo se reduce a seleccionar los artículos por internet y elegir el día y la hora a la que queremos que lleguen (el coste del servicio es de unos ocho dólares). Se pueden añadir o eliminar artículos hasta 24 horas antes de la hora fijada para la entrega y la empresa con la que suelo comprar ha demostrado ser muy competente a la hora de seleccionar los productos según su fecha de caducidad y su frescura. Pese a todo, no me sentía cómodo: al margen de contribuir a un sistema de distribución de dudoso interés, no me gustaba el hecho de no poder seleccionar la fruta y verdura fresca que compro. Además de todo esto, nunca pude librarme del sentimiento de que mi razón principal para comprar por internet ("no tengo tiempo para ir a comprar") se basaba en una lógica que me incomodaba y según la cual el tiempo de trabajo y de estudio se extendía hasta el infinito.
El doctorado, un periodo exigente y con una cantidad de trabajo sencillamente inabarcable, obliga a reflexionar seriamente sobre las prioridades y la necesidad de encontrar un equilibrio entre las diferentes facetas de la vida. Curiosamente, la diabetes me ha ayudado bastante en este sentido: la jornada de estudio acaba a las 8 de la tarde cuando toca una visita de una hora al gimnasio para hacer algo de ejercicio y a menudo toca "perder" una mañana para acudir a la cita periódica con el oftalmólogo o el endocrino. Encontrar tiempo para cocinar en casa se ha vuelto algo innegociable: la comida casera me sienta infinitamente mejor que la que compro fuera y además facilita mucho el cálculo de la insulina que necesito inyectarme. La visita matutina de cada sábado al mercado se enmarca, pues, en un contexto más general en el que el objetivo principal es recuperar un cierto equilibrio y control sobre mi tiempo.
Comprar en el mercado local no sólo supone un pequeño paso hacia la reapropiación de mi tiempo: las verduras que compro son cultivadas por agricultores de la zona, mi consumo de bolsas de plástico se ha reducido drásticamente (las compras on-line implicaban una auténtica avalancha de bolsas y envoltorios absolutamente innecesarios), puedo elegir con más precisión la cantidad y el tamaño de los productos que compro y el paseo de veinte minutos por las mañanas supone una excelente manera de combatir uno de los momentos del día donde el riesgo de hiperglucemia es mayor.
Una visita semanal al farmers' market de College Park es, ciertamente, un paso pequeño -casi ridículo- en un desafío colosal. Sigo pensando que el comportamiento del individuo es importantísimo a la hora de afrontar los retos planteados la ecología política pero no es suficiente. Los pasos fundamentales en este sentido deberán darse en el terreno de la acción colectiva y de la política. Permitámonos, sin embargo, algunos instantes de goce interior cuando descubrimos estas pequeñas acciones que nos ayudan a sentirnos un poco más fuertes y coherentes en nuestro combate cotidiano.

Thursday, May 20, 2010

A Silver Mount Zion

Normalmente después de los conciertos escribo algunas líneas para transmitir algunas de las sensaciones o impresiones de esos grupos a los que tanto admiro y que, por fin, he podido ver en directo. Hay veces que la música se sitúa en el lugar que le corresponde: lejos, mucho más allá de las palabras. Simplemente id a ver a Thee Silver Mount Zion si pasan a menos de 500km de vuestra ciudad.









Après les concerts, j'essaie souvent d'écrire quelques lignes pour transmettre les sentiments ou pensées sur ces groupes que j'admire et dont, enfin, j'ai profité en live. Néanmoins, parfois la musique est placée là où elle retrouve sa pureté: loin, bien au-delà des mots. Tout simplement allez voir Thee Silver Mount Zion si ils jouent à moins de 500 km de chez vous.

Wednesday, May 19, 2010

¿Por qué soy culé?

Ya he dicho en alguna otra ocasión que la racionalización del fútbol no tiene demasiado sentido. Existe, sin embargo, un aspecto en el que se suele imponer un criterio "de sentido común" para guiar las pasiones y los instintos: la elección del equipo al que se apoya. En general, suele optarse por el equipo de la ciudad en la que se vive o, en su defecto, por el más cercano a nuestra ciudad. Si uno lo piensa con calma, no deja de ser una elección guiada por pasiones y razonamientos que tienen poco de racional y responden más bien a un espíritu gregario y de grupo que, por otra parte, caracteriza mucho de nuestros comportamientos y elecciones sociales.
¿Por qué, siendo de Gandia, elegí apoyar al Barcelona en lugar del Valencia? Desde siempre tuve unos recuerdos algo borrosos del momento en que adopté esa decisión. Creía recordar que en cierta ocasión -cuando tenía cinco o seis años- pregunté a mi padre cuáles eran los dos mejores equipos de España. Mi padre, madridista convencido por cierto, me respondió que el Madrid y el Barcelona. Según creía recordar, al poco de hacer esa pregunta había un partido entre esos dos colosos: Madrid y Barcelona. Pensándolo con calma, quizá ese partido fue el causante de mi pregunta a mi padre. No lo sé. Como buen economista nunca dejaré de ser víctima de dobles causalidades y endogeneidades varias. El caso es que mi cabecita ideó un plan tan sencillo como efectivo para elegir equipo: apoyaría al vencedor del partido. Así de simple y, en cierto modo, ventajista. Al cabo de unos días pregunté a mi padre el resultado. Según mis recuerdos, el Barcelona ganó 2-0. Ya tenía equipo. Mi plan aún fue más lejos y perfecto. Pregunté a mi padre quién había marcado el segundo gol. Julio Salinas. Ya tenía ídolo. Decididamente mis reglas de decisión eran extremadamente simples. Lo sorprendente fue mi capacidad para aceptarlas y actuar consecuentemente. Con el tiempo, me fui convirtiendo en un acérrimo y convencido culé. Confieso que mi idolatría por Julio Salinas fue menos duradera (aunque siempre he conservado un cariño especial por él) al revelarse como mucho menos adecuada o recomendable cuando gente como Laudrup o Guardiola juegan a su alrededor.
Esta historia era para mí un recuerdo lejano y no demasiado fundamentado. ¿Lo soñé?, ¿ocurrió así? Hace un año, justo antes de la final de Copa entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao en Valencia leí un artículo en El País titulado "El cruyffismo nació tal día como hoy en Mestalla". En el artículo se relataba como el Barcelona de 1990 se enfrentó al Madrid en la final de la Copa del Rey en una situación crítica. Sequía total de títulos, un recién llegado Johan Cruyff muy cuestionado y al borde del despido, un Madrid triunfante y declarado claro favorito para el partido... Ganó el Barça. 0-2. Goles de Amor y... Salinas. En 1990 yo tenía seis años. El artículo me describía, diecinueve años después, ese episodio que yo recordaba casi como un sueño y que determinó mis pasiones y gustos futbolísticos para el resto de mi vida. Ese partido supuso, además, el despegue del cruyffismo y de un estilo que me ha enamorado y que ha alcanzado su máxima expresión con el actual equipo de Guardiola.
Se me puede acusar de ventajista, traidor a la tierra que me vio nacer (por mucho que mi lealtad a una tierra en particular siempre esté un poco en entredicho), arbitrario y muchas otras cosas. Yo prefiero encogerme de hombros, seguir justificándome al empezar entradas de blogs diciendo que el fútbol es irracional y pensando que hay algo de poético en el hecho de que mi barcelonismo naciese justo a la vez que el cruyffismo cuando todo apuntaba a una victoria del Madrid. No puedo imaginar un estilo con el que me sienta más identificado aunque, como siempre, los economistas me vengan a aguar la fiesta con historias de preferencias adaptativas...

Thursday, May 13, 2010

My campus

La música no me llama particularmente, pero el vídeo está rodado en mi campus y ofrece una perspectiva bastante completa de las principales zonas de mi universidad. Algunos de los sitios que aparecen forman parte de mi rutina, así que me pareció interesante mostrar esta pequeña excursión por mi campus.



La musique ne m'attire pas particulièrement, mais la vidéo a lieu dans mon campus et elle offre une perspective assez complète des principaux coins de mon université. Certains des endroits qu'y apparaissent font parti de mon quotidien et, par conséquent, j'ai pensé que ça pourrait être intéressant de vous montrer ce petit voyage au sein de mon campus.

Wednesday, May 5, 2010

Qu'est-ce que le libéralisme?

Ça fait longtemps que je veux écrire un billet sur le "libéralisme". Il me semble un concept extrêmement riche et complexe qui souvent est employé de manière un peu floue (voire contradictoire) dans les débats. Le nouveau livre de Catherine Audard, Qu'est-ce que le libéralisme? Ethique, politique, société semble une lecture très recommandable pour faire face aux questions, doutes et intuitions que j'ai sur le sujet. Tant que j'essaie de trouver le temps de rédiger ce billet que j'ai déjà différé pendant trop longtemps (et, plus important encore, le temps d'acheter et de lire le livre d'Audard) la lecture du compte rendu apparu à la Vie des Idées me semble absolument indispensable pour ceux qui, comme moi, sont intéressés à cette question. Profitez!


Canción del día/Chanson du jour

Saturday, May 1, 2010

... y Baltimore cantó y saltó / ... et Baltimore chanta et sauta

Siempre me he considerado una persona tendente a la música tranquila y de tintes más bien oscuros. Resulta que, en ocasiones, la situación requiere cambios radicales y este verano Pablo me introdujo a un grupo que esperó pacientemente el momento adecuado para irrumpir estrepitosamente en mi día a día. Gogol Bordello es un grupo de origen ucraniano que ha inventado el calificativo "gipsy punk" (punk gitano) para definir su música. Estilo directo, letras en ocasiones insultantemente sencillas... pero también violines, acordeones y percusiones poco habituales en el "punk" más clásico que añaden un punto melódico a sus ritmos endiablados. Ayer actuaron en Baltimore. Asistir a un concierto de Gogol Bordello supone asumir saltos sin parar, no recular ni amilanarse ante los empujones y pisotones inevitables cuando se está en medio de un rebaño en éxtasis y, sobre todo, diversión, muchísima diversión. Acepté el reto encantado y salté y coreé las canciones hasta tal punto que mi voz durante el día de hoy no ha sido demasiado firme. Hay veces en que apetece dejar la sofisticación y la seriedad de lado para dejarse llevar por la alegría y la despreocupación de la bendita música. Gogol Bordello llegó justo a tiempo.






Je me suis toujours consideré une personne encline à la musique tranquille et aux aires plutôt obscurs. Néanmoins, parfois la situation précise de changements radicaux et cet été Pablo m'a fait découvrir un groupe qui a attendu patiemment le moment précis pour faire une irruption bruyante dans mon quotidien. Gogol Bordello est un groupe d'origine ukrainien qui a inventé le terme "gipsy punk" (punk tzigane) pour définir son style musical. Style directe, paroles parfois extrêmement simples... mais aussi des violons, accordéons et des percussions peu habituels qui donnent un ton plus mélodique à ses rythmes frénétiques. Hier ils ont joué à Baltimore. Aller à un concert de Gogol Bordello oblige à accepter des sauts sans arrêt, ne pas reculer ou se décourager quand le troupeau en extase nous fais bousculer ou marche sur nos pieds et, surtout, amusement... beaucoup d'amusement. J'ai été trop content d'accepter le défi et y participer pleinement en devenant un composant de ce troupeau. J'ai sauté et chanté jusqu'à l'épuisement et ma voix aujourd'hui sonne moins ferme que d'habitude. Parfois on a envie de laisser de côté la sophistication et la responsabilité pour se laisser emporter par la joie et l'insouciance de la musique. Gogol Bordello est apparu au moment précis.